capitulo 117

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Corres como si tu vida dependiera de ello y a toda prisa te encaminas por el cendero que bordea el bosque.
La noche es oscura y traicionera,  ir por el bosque seria demasiado peligroso, y necesitabas las vias para poder huir de aquel lugar cuanto antes.
Los rotulos eran de gran ayuda para poder guiarte,  solo que no sabias donde demonios estabas, ni a donde dirigirte, estabas algo perdido pero a la vez la adrenalina te empujaba con una fuerza increible. El viento que rosaba a gran velocidad te daba animos y esperanzas.
A lo lejos escuchas unos caballos que se aproximaban, corres a unos arbustos cercanos.
Ves como se hacerca una carreta con dos viejos y cansados caballos, aquello apestaba a mierda y pulgas.

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