Capítulo 2

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Maldición

-¿cómo has podido hacer esto el día de mi boda? - dijo por enésima vez SunHee sin dejar de llorar.

La fiesta había terminado antes de lo previsto cuando SunHee se había acercado a su hermano menor y lo había abofeteado delante de todo el pueblo. El golpe había sorprendido tanto a Jungkook que aun no había podido reaccionar y eso que ya llevaba más de diez minutos en el nuevo hogar de su hermana: La granja de Kim.

Todo lo sucedido en la boda había sido demasiado para él, tanto, que aun no había podido procesar y considerar toda la repercusión que tendría en su vida el haber bailado con un demonio y haberse besado con él.

-Has mancillado mi ceremonia con un acto diabólico y pecaminoso- continuo su hermana cada vez hablando más alto- ¡yo que iba a traerte a vivir conmigo y había hablado con JungSeok para casarte con uno de sus primos que igual que tu es gay! Y ahora, por tu vanidad y tus celos lo has echado todo a perder. ¡Has maldecido mi unión!

Aquella última frase lo hizo reaccionar. Jungkook alzó la mirada y miró a su hermana lleno de dolor. ¿Cómo podía pensar eso de él? Sería incapaz de maldecir el matrimonio de su hermana, la quería demasiado como para desearle algún mal a ella, lo único que le quedaba en el mundo.

SunHee era su única familia.

-Yo no sabía que ese joven era Park JiMin- dijo en su defensa, la cual era bien cierta- todo ocurrió muy deprisa. Cuando me quise dar cuenta, ya estaba bailando con él.

-¡No te atrevas a pronunciar el nombre de ese demonio roba almas! El grito de SunHee fue tan fuerte que hizo que Kim _quien estaba presente en la sala, pero que no había dicho ni una palabra_ se levanta de su butaca acolchada y se colocase tras su mujer a modo apaciguador.

-Yo solamente...- comenzó Jungkook.

-Cállate, no tienes excusas ni perdón.

Jungkook sentía que se le partía el corazón en dos y lo inundaba la rabia. Su hermana estaba siendo injusta con él y todo porque no había sabido reconocer aquel apuesto y seductor joven desconocido, era el demonio que vivía en el castillo de las almas sobre el valle que rodeaba Hanok.

-Por supuesto que tengo excusa y perdón. Yo no sabía que era él y vosotros tampoco. Solamente quedó al descubierto su identidad cuando dijo su nombre y desapareció a la nada.

SunHee palideció más todavía y Kim se puso más colorado que un tomate maduro. En el fondo, ellos sabían que Jungkook era inocente, pero su cultura religiosa era demasiado cerrada y ciega para ver más allá de las escrituras sagradas y los sermones del sacerdote siervo del gran Dios.

El gran Dios que todo era obediencia y sacrificio, el que no toleraba ni la diferencian ni el placer. Ese gran Dios solo conocía el dolor y el arrepentimiento para que los mortales tuviesen la salvación. Solo su palabra era ley y nada más.

Jungkook no estaba de acuerdo con eso. No podía creer que un dios pudiese ser tan cruel y despiadado. Simplemente no creía en él. No podía creer que todo lo que concernía al ser humano fuese malvado y que un sacerdote tuviese que guiarlos por orden divina.

El no había hecho nada malo y ya lo querían enviar al paredón.

-Ese demonio te ha embrujado la razón- dijo JungSeok tras su esposa.

-Le ha robado el alma- susurró asqueada y horrorizada SunHee.

-No me ha hecho nada de lo que estáis diciendo- Jungkook estaba comenzando a perder la paciencia y en un fuero interno, sabía que saldría perjudicado. Lo mejor sería callar, aceptar las reprimendas de su hermana e ir a ver al sacerdote para que lo exorcizara del poder diabólico que que Araziel, mejor conocido como Park JiMin había dejado en él.

El Castillo de las Almas (Amante Demonio)JIKOOK👣 adptDonde viven las historias. Descúbrelo ahora