La misericordia de un demonio II
Mientras volaba de forma exigente hacia él castillo, a JiMin le invadieron un millar de preguntas. ¿Qué estaba haciendo JungKook en el territorio de los lobos y de noche? ¿Es qué estaba loco? Si él no hubiese salido a volar, estaría muerto. Le acarició él rostro y contempló su cara ensangrentada. Algo sobre su frente le llamo la atención y lamió la sangre coagulada para limpiarle la piel. Lo que vio lo sorprendió más que el hecho de haber encontrado al joven humano en el bosque de los lobos. Grabado a fuego tenia un símbolo el que en su idioma significaba invisible, entrelazado con el que significaba soledad.
Alguien lo había maldito. ¿Pero quién? ¿Quién podría conocer su idioma si no era un demonio? Pero no había ningún demonio en el Valle aparte de él y los habitantes de su castillo y los demonios no solían lamzar maldiciones; no lo necesitaban. Aquello solo podía ser onrade un humano poseedor de magia negra. Pero tampoco le cuadraba aquello. Los hechiceros no poseían el conocimiento de su idioma, ni tampoco un poder tan fuerte como era grabar ningún símbolo en la piel de nadie.
Que importa ahora eso- se dijo observando como su castillo estaba cada vez mas cerca. Lo más inminente en aquel instante era limpiarles las heridas, coserlas y vendarlas. Pero maldita sea: ¡no tenia nada de eso!
Con suavidad aterrizó en el patio interior de su castillo, guardó sus alas y caminó a grandes zancadas hasta la puerta cerrada de la entrada. La puerta se abrió sola al detectar su esencia y JiMim llamó a MinHo a gritos. El demonio mayordomo se materializó ante él.
-Amo- dijo a modo de saludo mientras miraba impasible a su señor bañado en sangre con un mortal herido en brazos.
-Consigue alcohol, vendas e hilo y aguja especial para coser heridas ¡rápido!- exigió sin detenerse.
-Inmediatamente señor.
MinHo desapareció en un parpadeo y JiMin prosiguió su camino hacia su habitación. Sintió las miradas escrutadora de los diablillos cepheus y también la de los traviesos ophiuchus mientras cuchicheaban en su idioma de gruñidos silbantes. La otra especie de diablillos que vivían en el castillo, los hydrus, estaban tranquilamente durmiendo en las húmedas catacumbas bajo la tierra de los muros de piedra. Aquellos diablillos de dos cabezas solo salían de su madriguera cuando se les ordenaba alguna tarea.
El demonio ignoró a sus siervos y abrió la puerta de su habitación con la mirada helada en sus ojos grises como la tormenta. Depositó el frágil cuerpo del muchacho sobre su lecho de plumas y llamó a nos cepheus para que le llevasen una palangana llena de agua caliente.
-Sin entretenerse ni peleas- les advirtió con su verdadero tono de voz grabe y gutural. Los cepheus se apresuraron a obedecer a su amo que parecía estar metido en el caldero del señor satanás. Mejor conocido como SeokJin.
JungKook dejó escapar un gemido y el demonio se sentó a su lado para acariciarle la mejilla. Estaba pegajoso- entre una mezcla de sangre y sudor (nepita muhlmuh XD debía ponerlo)- y febril. Sus labios semiabiertos parecían querer decir algo, pero de ellos solo salían su aliento entrecortado. JiMin continuó acariciándole la mejilla sin apartar la vista de su rostro.
Tenia unos rasgos muy corriente, pero desprendía algo que le hacía llamar la atención. Puede que fuesen sus pestallas largas, o su nariz que sin ser perfecta encajaba perfectamente con sus rasgos. (Quiero aclarar que eso no lonhe añadido yo XD estaba así en la historia original). O puede que fuesen sus labios algo finos pero con un color rosa pálido totalmente natural.
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El Castillo de las Almas (Amante Demonio)JIKOOK👣 adpt
FanficEl día de la boda de su hermana, JungKook es sacado a bailar por un apuesto joven desconocido, era unos centímetros mas alto que él, el pelo de un rojo intenso y con unos profundos ojos grises. Nada más verle, jungkook no puede pasar por alto todos...