Capitulo 5

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Confesiones del corazón.

JungKook no podía recordar un día mas largo que aquel. Cuando tomó la decisión de marcharce, se cambió el traje y se puso una ropa más vieja y resistente para su viaje y al igual que se quitó los zapatos de vestir y se calzó con sus botas de montaña.

No tardó mucho en preparar su pequeño equipaje en un petate echo con una de las sabanas de su cama y en el cuál metió dos mudas de ropa y una rebanada de pan y queso. Cuando acabó con aquella única tarea, se sentó en lsu cama y miro la pequeña casa que había compartido con su hermana durante diez años. Parecían tan pocos cuando echaba la vista atrás.

El rugido de su estómago vacío , lo hizo volver al presente y aunque no tenia apetito, se sirvió un poco de embutido y una manzana amarilla. Comió mecánicamente mientras planeaba que haría cuando se marchara del pueblo.
¿A dónde podía ir? ¿A otro pueblo? ¿Y si allí tampoco podían verlo? No creía que tuviese esa suerte, sería demasiado fácil y sabia que el gran Dios y sus siervos no eran de los que hacían las cosas a medias. La decisión era difícil, pero lo mas lógico que podía hacer era establecerse en algún lugar solitario igual que si fuese un ermitaño.

Tienes otra opción- le dijo una vocesita en su cabeza. JungKook apretó la mandíbula antes de acabar de tragar el ultimo bocado de su manzana. No, definitivamente no. La otra opción era impensable: no pensaba ir al castillo de las almas. Aunque JiMin no hubiese sido malo con él, aquel castillo estaba embrujado con las almas atormentadas que el demonio arrancaba de sus víctimas.

Pero eso es algo que dice KyungSoo, nadie lo ha comprobado nunca- nuevamente la vocesita habló. Pero ¿Qué significaba aquel brote en su interior? ¿Es que acababa de volverse loco del todo? Aquel castillo estaba infectado de otros demonios y diablillos, además de las almas tortuosas. Si iba al castillo, seria como ofrecerse en bandeja de plata y a pesar de la maldición que acarreaba en su frente, apreciaba demasiado la vida.

El no era de los que se rendían.

Si lo eres- le dijo de nuevo la vocesilla- te rendiste en el tema del amor.

-¡Basta!- gritó a la nada. ¿Qué importaba el amor para querer seguir viviendo?
El amor estaba sobrevalorado.

Mira a donde lo había llevado una mala aspiración amorosa.

No, se marcharía al bosque y allí buscaría donde vivir. Seguro que encontraría alguna cueva confortable o él mismo podia construirse una carita de madera. Leña no le faltaría y las herramientas las podría coger prestadas del pueblo o dejar algunos de los ahorros que tenia antes de llevárselas, porque no pensaba robarlas. De eso nada, pensase lo que pensase de él, JungKook seria incapaz de robar.

¿Y qué pasaría ahora con él? Pestes seguramente. A los jóvenes de su edad ya no les remorderia la conciencia por no querer su amistad, ahora creerían que habían obrado bien por la gracia del gran Dios, al igual que los adultos. Se imaginaba a los chicos del pueblo diciéndoles a sus madres: te lo dije madre, ese chico nunca ha sido trigo limpio ¡estaha con un demonio! Y las madres asintirian y se sentirían tan tranquilas de que a sus hijos no les interesase aquel chico. Si es que estos fuesen homosexuales.

Muy a su pesar, sonrió y se levantó de la mesa para recoger lo poco que había ensuciado. Cuándo acabó  de secarse las manos, buscó papel, pluma y tinta para escribirle una carta a su hermana. No creía que la maldición afectase a los escritos, así que reanudó su alma como nunca lo había hecho y no pudo evitar que le eacosieran los ojos con cada trazo de pluma. Esperó a que la tinta secara y dobló la nota para meterla en un sobre donde puso: para SunHee de JungKook. Terminada aquella ardua tarea, limpió la pluma con un trapo y la guardó junto con la tinta en un cajón.

El Castillo de las Almas (Amante Demonio)JIKOOK👣 adptDonde viven las historias. Descúbrelo ahora