Interludio lleno de palabras no dichas
Después de aquello, JiMin no volvió a visitarlo.
MinHo y YoonGi se ocupaban de él y, algunas noches, vislumbraba el espíritu de EunBi yendo y viniendo del dormitorio de JiMin. Lo único bueno de la ausencia de visitas aquellas dos semanas fue que JiHo tampoco regresó Pero los que sí regresaban cada noche fueron los diablillos y no solo los opiuchus con sus cabezas de serpiente sino que también aparecieron unos seres con aspecto humanoide -aunque completamente deformes -y unos con dos largas cabezas que alargaban a su voluntad.
Los que tenían aspecto humanoide eran chepeus y trabajaban para HoSeok como sus ayudantes en la cocina. Los de dos cabezas eran los solitarios y silenciosos hydrus que solo salían de su madriguera cuando JiMin se los ordenaba. Pero las tres razas de diablillos iban cada noche a su dormitorio y se sentaban sobre la alfombra para escucharlo cantar. Y él les cantaba cada noche hasta que caía agotado y muerto de sueño.
La primera noche que aparecieron ante él, JungKook no pudo evitar sentir repulsión por la fealdad de aquellos seres y sentir escalofríos. ¿Qué querrían de él a esas horas de la noche cuando estaba a punto de quedarse dormido? Los diablillos de dos cabezas alargaron uno de sus cuellos y acercaron sus ojos de pez muy cerca de su cara y él dejó escapar un grito ahogado. Iba a ponerse a gritar histérico porque tantos pares de ojos y gruñidos le estaban poniendo la piel de gallina. La puerta de su habitación se abrió de golpe y una atronadora voz por poco lo dejó sordo.
-¿¡Se puede saber que hacéis aquí pandilla de vagos!?
Los diablillos se echaron a temblar y hablar en sus respectivos idiomas todos a la vez mientras gesticulaban con los brazos.
-¡Nada de excusas!- gritó el recién llegado que no podía ser otro que Hoseok-. el cocinero del castillo más que nada por el delantar lleno de lamparones y las manos llenas de harina y el olor dulce que desprendía.
Jungkook miró al demonio de pies a cabeza y se quedó facinado. Hoseok tenía un rostro de facciones delicadas y dulces enmarcada por una melena lisa color ceniza. Sus ojos eran pequeños pero de un color muy raro incluso para un ser humano. El violeto de sus ojos era precioso y resaltaban más por el khol negro que los maquillaba ¿De verdad que era un demonio? No lo parecía en obsoluto. HoSeok parecía un ángel del cielo a pesar de proferir aquellos gritos a los diablillos. Solo le faltaban las alas blancas de paloma.
La mirada del demonio se clavó en la suya tan mundana y se le aceleró el corazón. ¿Es que allí todos eran hermosos menos él y los pobres dioblillos? Ahora se sentía fatal por sentir asco de ellos.
-¿Te han asustado? -le preguntó con un tono de voz suave y meloso. Tenía una voz tan delicada como su cabello. Jungkook se quedó un momento sin habla intentando pensar las palabras para poder Decirlas. ¡Ni ante JiMin se había sentido tan insignificante! Los diablillos volvieron a hablar todos a la vez y HoSeok los fulminó con la mirada para que guardasen Silencio. Si su mirada tuviese lo capacidad de fulminar en el acto, los diablillos se hubiesen desintegrado.
-Solo un poco -dijo kook finalmente- No me esperaba que apareciesen tantos y de noche. No les he llamado.
HoSeok caminó hasta él y se sentó a los pies de la cama. Se sacudió las manos de harina y ésta desapareció de sus dedos.
-Es increíble que haya tenido que gastar mis poderes en harina -masculló antes de quitarse el delantal-. En fin -carraspeó -¿cantas?
Kook que se había sentado en la cama y apartado las sabanas, le miró directamente a los ojos remarcados de khol.
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El Castillo de las Almas (Amante Demonio)JIKOOK👣 adpt
FanfictionEl día de la boda de su hermana, JungKook es sacado a bailar por un apuesto joven desconocido, era unos centímetros mas alto que él, el pelo de un rojo intenso y con unos profundos ojos grises. Nada más verle, jungkook no puede pasar por alto todos...