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- ¡Jeon Jung Kook!

- No~ es domingo... Por favor.

Se quejaba el azabache debajo de las cobijas y con la almohada cubriendo toda su cabeza.

- ¡Kook!

La puerta de la habitación se abrió dejando ver a un Taehyung con Mina en brazos y Tom en su espalda, con un mandil y la cuchara de plástico en la mano desocupada.

- ¿Que hice ahora?

- Nada, nunca haces nada.

Reprochó el cansado Taehyung.

- Vale, ya me levanto y te ayudaré.

- ¿A que hora? Te sigo viendo acostado.

- Ya, ya, pareces mi mamá.

Se levantó dejando caer las cobijas sobre la cama desordenada.

Taehyung se arrepintió por permanecer ahí, ya que el pequeño no llevaba nada puesto sobre su dorso.

Su espalda marcada y medio sudada se dejó ver con un brillo especial y sus músculos mañaneros se contraían cada que hacía un movimiento, sus cabellos rebeldes que se enredaban unos con otros sobre su cabeza sin dar forma alguna, sus ojos semiabiertos y sus labios hinchados ya que había dormido boca abajo.

Se estiró y su abdomen marcado por los deportes que practicaba se tensó para después, descansar en un perfecto cuerpo y sus brazos flojos, pero llenos de proteína, sobre sus costados, hicieron que Taehyung retuviera un chillido.

- Y-Ya está el desayuno... Date prisa.

Salió con los niños y azotó la puerta.

Por dios, por dios, por dios, dormí a lado de un dios griego ¿Que es esto? ¿Por que si duerme con pijama nunca despierta con ella? ¡¿Y por que nunca me doy cuenta cuando pasa eso?!

Su abochornado rostro lo relajó, para dejar a los niños en sus sillitas que había conseguido en un bazar, los junto a la mesa del comedor y sirvio sus respectivos platos para después lavar su rostro ruborizado y concentrarse en darles de comer a los nenes.

- Ya estoy aquí ¿Que hago?

Seguía con el cabello despeinado y con shorts negros al igual que la playera holgada que le dejaba descubierto un hombro, las pantuflas de conejo que llevaba puestas le daban un toque de ternura a toda esa figura sensual.

- Come y después vemos.

Dijo en un tono irritado para disfrazar su vergüenza.

Llevaban ya un mes con los chicos y aún no se acostumbraba a mirarlo cada que amanecía, a su lado.

Era demasiado perfecto para ser verdad y es que desde un tiempo para acá, se dió cuenta que el azabache le gustaba, al principio sentía un poco de envidia por ser atractivo y bueno en todo, pero después vió todas esas cualidades y las encerró en su corazón cuando lo acompañó a su exámen, desde ese momento se dió cuenta que Jungkook es una gran persona, una muy perezosa pero buena persona.

- Gracias por la comida.

Se sentó a su lado y comenzó a merendar, algunos rastros de comida volaban de aquí para allá, pero Taehyung no le hacía caso a esas migajas, si no a las que se encontraban en sus comisuras.

- Siempre tan desordenado.

Murmuró pasando una servilleta por sus labios, era la primera vez que se atrevía a hacerlo y es que siempre lo ha querido hacer.

Jungkook tomó su muñeca en el acto y se giró a mirarlo.

- ¿Que crees que haces?

Su mirada sin alguna expresión tensó al mayor y así mismo lo hizo ponerse nervioso.

- Yo... Lo siento.

- Me gusta saborear tu comida en mis comisuras, déjalo así.

Sonrió en victoria cuando observó el rostro rojo de Taehyung con la boca abierta, quien de inmediato se levantó y tomó los platos vacíos de los niños y de él.

- Te toca lavar tu plato por lo menos.

Comenzó a lavar los trastes que había usado para el desayuno y entre suspiros calmaba su corazón.

Jungkook ríe en sus adentros.

Jungkook sabe que lo puso nervioso.

Jungkook sabe que el mayor es muy sensible.

A Jungkook le gustan sus reacciones.

Jungkook comienza a tener sensaciones raras y le gustan.

Stup!d PrøjectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora