Coincidence of destiny ❥ʀɪᴠᴀᴍɪᴋᴀ

🍸ᴄᴀρɪᴛᴜʟᴏ 6🍸

—Un gusto—conteste para empezar a salir por la puerta.

— ¿Te doy asco...Levi? —pregunto con un leve temblor.

— ¿Qué? —pregunte confundido.

Me gire a verla, estaba sentada con las rodillas en su pecho, como una niña a la cual regañaron por comer una galleta de más.

— ¿Te resultó—trago duro para mirarme—; desagradable?

—No. —Fruncí el ceño, ¿Seguía ebria? ¿Por qué decía eso?

—Bésame—murmuró, era más un ruego que un pedido.

—No puedo, tengo novia—comente para agarrar el picaporte y proseguir a cerrar.

— ¿La que está en la cama con Jean? —pregunto.

Una lágrima caía en su rostro, me gire a verla nuevamente, apretando el picaporte con mi mano.

— ¿Y qué gano besándote? —pregunte seco—. ¿Pagarle con la misma moneda? No soy así.

—No, no me confundas con una cualquiera—murmuró mirando la puerta—. No soy así.

— ¿Entonces? —pregunte suspirando.

Debía estar borracha, supongo... o eso quería.

—Quiero sentirme querida, quiero sentir el calor de alguien a la mañana, saludar y darle el desayuno—dijo con lágrimas en sus mejillas—. Quiero amor y cariño.

—Tsk, ¿Por qué estas con él, si sabes lo que te hace? —pregunte.

Estaba sobria, tiene buena resistencia al alcohol, pero lo que dijo, era mutuo.

—Siempre lo ha hecho, engañarme y salir con otras. —Suspiro con una sonrisa—. Soy una patética, simplemente está conmigo por Eren.

— ¿Eren? —pregunte con el ceño fruncido.

—Mi hijo, solamente que él tampoco me quiere.

Cerré la puerta quedándome, para mirarla.

— ¿Por qué? —pregunte acercándome a ella.

—Siempre fui sobre protectora, según él, lo he humillado mucho frente a sus amigos—dijo, me miro a los ojos.

—Yo hubiera querido una madre así—murmuré sentándome a su lado.

— ¿Qué le pasó? —pregunto.

—Murió, fue la época que estaba en secundaria, era un día común para cualquiera, pero no para mí, había llegado a mi casa para tomar la merienda—dije bajando la mirada—; la busque desesperado por toda la casa, cuando la encontré, ella estaba tirada en la cocina, tratando de respirar, tenía su rostro azul con un semblante de súplica, como pidiendo ayuda y arrepintiéndose de que yo la vea. Pero no pude hacer nada, tampoco sabía que le pasaba, para ese entonces era un mocoso.

—No creo que allá sido tu culpa—comento acostándose—. No es fácil ver a tu madre en esas condiciones y seguir adelante, te admiro.

—No es algo digno de admirar en mi opinión.

Suspiré acostándome al lado de ella. Ambos quedamos en silencio por varios minutos.

Gire mi mirada para verla, esta misma me estaba mirando con ese brillo en sus ojos.

No parecía alguien mala, simplemente estaba como yo.

Desesperados por falta de amor y cariño...

Acaricie su rostro, parecía una muñeca de porcelana.

—Gracias—murmuró poniéndose de costado.

— ¿Por qué? —pregunte.

—Por compartir tú historia conmigo y escuchar la mía—susurro con una sonrisa.

Baje la mirada, tenía razón, Hitch no sabía la historia de mi madre, mejor dicho nadie la sabia, solo un amigo de América, Farlan.

—Gracias a ti—comente poniendo un mechón detrás de su oreja.

— ¿Por qué? —pregunto confundida.

—Por contarme y escuchar—dije.

Me acerque lentamente hacia a ella, mientras mi mano se posaba en su nuca.

Quería degustar sus labios, sentir su calor unirse con el mío. Sabía que era una locura, pero nunca estaba demás en intentar.

Al tocar sus labios, ella posó su cálida mano en mi mejilla.

Unos cosquilleos se hicieron presentes en mi cuerpo.

¿Desde cuándo un beso tan simple se volvió algo mágico?

Pase mi lengua rozando levemente por su labio inferior, ella con timidez abrió sus labios, dándome paso hacia su cavidad bucal.

El beso fue lento y pausado, ninguno de los dos tenía apuro.

Nos separamos para mirarnos, ambos estábamos sonrojados, nuestros cuerpos pedían estar juntos.

Sin esperar más, me posicione sobre ella, apoyado con ambas manos a los lados de su cabeza.

Mikasa se mantenía en silencio, con timidez agarro mi nuca para acercarme y fundirnos en un beso más desesperado.

Los dos queríamos compartir nuestra soledad, los dos nos entendíamos, sabíamos lo que sufríamos en silencio.