Coincidence of destiny ❥ʀɪᴠᴀᴍɪᴋᴀ

🍸ᴄᴀρɪᴛᴜʟᴏ 5🍸

Cuando estuvo más calmada, mire su rostro, este mismo estaba en mi pecho.

— ¿Ya estas mejor? —pregunte levantando su mirada.

—Si, gracias por ayudarme.

Me regalo una hermosa sonrisa forzada, acaricie sacando restos de lágrimas de sus mejillas y barbilla.

— ¿Quiere tomar algo? —preguntó acomodando su vestido y cabello, parecía incomoda ante el suceso anterior.

—Si usted quiere—comente ayudándola a pararse.

Asintió y señaló el bar que estaba a unos cuantos pasos.

Nos quedamos allí durante dos horas, solamente tome tres copas para mantenerme estable, mientras que ella se tomó diez.

—Señor Ackerman—comento golpeándome el brazo—. Usted... —Empezó a reír—; usted es muy sexi para andar con ella.

Alcé una ceja, ya estaba borracha.

—Señor... Ackerman—dijo y se desplomó de la silla.

—Mierda—murmuré pagando las bebidas para luego levantarla.

Pesaba muchísimo, rogaba por llegar rápido al auto, que para mí mala suerte estaba al otro lado de la avenida. Cuando la saque de allí, debí a ver tenido una fuerza sobrehumana para llevarla.

Tenía un olor fuerte a alcohol, suspiré agarrando su bolso, para empezar a salir del lugar. En mi opinión estaba muy sucio al ser altas horas de la madrugada.

La acosté en la parte de atrás de mi vehículo, no sabía a donde llevarla exactamente.

Al entrar, pensaba dejarla en algún lugar para que duerma tranquila.

—Tsk, los moteles están re caros—murmuré al ver los precios en mi celular.

Le iba a pagar una noche para así estar tranquilo de que está segura. Suspiré poniendo la dirección al GPS.

—Siga derecho dos cuadras—informo el aparato.

Empecé a andar el auto, de vez en cuando miraba a la joven por el retrovisor.

—Gire a la izquierda.

Seguí andando con sus indicaciones, a lo lejos se veía un edificio con un cartel enorme que decía...

—Ah 10 metros llegara a su destino, el "Motel María, donde disfrutará su prohibida estadía".

Los colores se me subieron a la cara al estacionarme.

—Mierda, ¿Hacia falta decir la publicidad?—murmuré masajeando mis sienes—. Vamos Levi, la dejas y luego te vas. —Repetía—. La dejas y luego te vas.

Baje del auto para dirigirme a la parte trasera y bajar cuidadosamente a la joven.

—Señor Ackerman—murmuró adormecida.

—Tranquila, ahora dormirás—comente entrando al lugar.

Abrí leve los ojos al ver a la recepcionista, llevaba una remera muy... Olvídenlo, mire a otro lado.

— ¿M-Me puede dar una habitación simple? —pregunte tratando de no mirar sus enormes... Pechos.

Nunca en mi vida he venido a estos lugares, ni tampoco sabía cómo referirme a que solo dormirá ella.

—Claro bombón, piso dos—me entrego una llave para luego sonreírme coqueta—. Que lo disfruten y una información adicional, las paredes absorben el ruido.

Levante una ceja, ¿A qué se refería?

Suspiré caminando hacia la escalera, empecé a pensar ¿Qué carajos estoy haciendo?

Al llegar, acomode a la pelinegra en mis brazos para abrir la puerta.

—Tsk, es bastante pesada—susurre.

— ¿Qué? —pregunto adormilada, abriendo los ojos.

Al entrar vi que la habitación no era lo que me esperaba, era algo peor, tenía una cama en forma de corazón, con pétalos sobre está, la luz era leve y roja, y habían velas en las mesas de noche.

Cerré la puerta para caminar a la cama, debía irme de aquí.

—Tienes brazos fuertes—murmuró tocando mis brazos.

Sentía leve cosquilleos en mis brazos, pero no era momento de reír como idiota. Empecé a destender la cama, tirando los pétalos al piso.

—Tsk, estas muy borracha—dije poniéndola en la cama.

—Estoy bien—comento con un puchero.

—No, no lo estas—comente sacándole los tacones.

Al lado de la mesa de luz había una jarra con agua, se la acerque para que tome. Pero ignore el hecho que había preservativos y anticonceptivos.

Tomo abundante agua, por lo menos se le quitaría la borrachera.

Empecé a caminar a la puerta, ella estaría mejor quedándose a dormir un rato. Y para ello necesitaba privacidad.

— ¿Cómo te llamas? —pregunto mirándome.

—Levi—dije sin importancia.

—Yo soy Mikasa—comento dejando el vaso en la mesa.