Coincidence of destiny ❥ʀɪᴠᴀᴍɪᴋᴀ

🍸ᴄᴀρɪᴛᴜʟᴏ 25🍸

—Mocoso es esta. —Señaló la puerta que tenía a su izquierda.

Aquella voz grave hizo que el castaño se sobresalté del susto.

—S-Si, lo siento—murmuró corriendo a aquella habitación señalada.

El corazón casi se le sale de su boca, quería ver si tenía una foto de su supuesta novia.

Suspiro para abrir su celular, tenía que escribirles a sus amigos.

•Los Titanes, Sasha y el Foreveralone•

[Eren]: ¡Chicos!

[Ymir]: ¿No es muy tarde para que estés despierto?

[Eren]: Estoy en la casa del profesor Ackerman.

[Sasha]: ¡Morirás!

[Eren]: N-No.

[Eren]: El profesor Ackerman en verdad tiene novia, habían arreglos florales en su centro de mesa, las revistas de moda que compran las mujeres, sin contar que en el baño tenían productos de belleza para mujeres.

[Ymir]: ¿No está en la casa?

[Eren]: No, estuve hace horas aquí para las clases particulares, pero nunca apareció una chica.

[Sasha]: ¿No será travesti?

[Ymir]: No creo Sasha, le habrá contado de Eren y no quiso aparecer.

—Eren, aquí te dejo un conjunto—dijo el profesor tocando la puerta.

—S-Si—comento el nombrado para dejar su celular en la mesa de noche.

Al abrir la puerta, todo estaba oscuro, lo único que iluminaba el pasillo era la puerta de la habitación del mayor.

Se acercó silenciosamente, debía averiguar si era verdad aquello.

—Hola amor—murmuró el pelinegro acostado en su cama.

Estaba cansado, tuvo un día agotador.

—Si ya estoy en la cama—comento mirando el techo—; quisiera tenerte junto a mí.

Eren abrió los ojos, era verdad entonces.

—Si ya le enseñe, el chico tiene un problema—comento frotando su rostro con su mano—; no es nada grave, solamente que tiene dislexia.

El pequeño frunció el ceño, él no entendía eso.

—Si ya le he enseñado a gente así, no es algo que no sepa controlar—comento.

Sonrió tontamente al escuchar la voz que tanto amaba.

—Yo también te amo, ¿Mañana volverás? —Pregunto—; quizás te haga algo de comer.

Eren podía admitir que el profesor cocinaba muy bien, pero empezó a retirarse al ver que hablaba palabrerías cursis.

—Un plato con tu comida favorita—comento con una sonrisa—; ¿También mis besos? Eso no será gratis.

Un escalofrío recorrió en el menor para caminar hacia su habitación, era raro ver a su profesor enamorado, cuando realmente siempre fue serio y no mostraba sentimientos.

Pasaron alrededor de dos meses, el castaño no pudo conocer aquella mujer misteriosa. Las veces que iba a la casa del mayor, estaba el aroma a flores pero nunca la chica.

Suspiro cansado, hoy no había tenido clases por lo que adelanto las clases de tutoría con su profesor.

Pero estaba volviendo de nuevo a la casa de él, había olvidado sus cuadernos para practicar.

Subía las escaleras de aquel departamento, si era tan lujoso ¿Por qué no eran capaces de instalar un ascensor?

—Uno, tres, siete... —murmuraba el castaño—; ¿Quién necesita las matemáticas cuando tienes a Armin?

Rasco su nuca al estar frente a la puerta, ¿Cómo tocaría? Obviamente con la mano, pero esta misma temblaba de los nervios.

Respiro hondo, y toco una vez, pero la puerta se había abierto por el pequeño toque.

— ¿Hola? —murmuró asomando su cabeza.

Todo estaba normal, no había rastros del profesor. Por lo que aprovecho a entrar y agarrar sus cuadernos y un lápiz que dejo.

—Listo—comento.

Disponía a irse pero unas risas femeninas se hicieron presentes al fondo del pasillo.

¿La chica misteriosa?

Agarro su celular y puso la cámara de video. Debía mostrarles pruebas fotográficas a sus amigos.

Camino con lentitud, en algunos pasos los tablones rechinaban levemente.

Al acercarse a la puerta, las voces se hacían cada vez más audibles.

— ¡No Levi! —Reía la pelinegra tratando de alejar las manos del nombrado.

—Es tu castigo por no darme de tus besos—murmuró en su oído.

El castaño quedo atónito ante las personas que se encontraban acostadas.

—La mujer misteriosa, ¿Es mi madre? —murmuró temblando.