CAPÍTULO 30

79 17 0
                                    

—NO ROMINA NO... EN QUE ME HAS METIDO, ESTOY EN UN ROLLO Y TÚ VIENES A METERME EN OTRO, JODER.

—Lo siento, no sabía que tenías problemas.

Nathan se levanta muy molesto y sube a su habitación sin decir ni una sola palabra.

Ahora si que estoy sola, como voy a manejar todo ésto, hoy mismo averiguare y buscaré un trabajo.
Tomo mi movil y empiezo a llamar a Annie.

Romina al fin te has comunicado conmigo, ¿que ha pasado? ¿ya hablaste?

—Acabo de hablar con él, pero no resultó como quería, salió corriendo y dijo que tenía un rollo y ahora con ésto que le acabo de comentar. —Sonrío mientras le cuento a Annie.

Romina, lo estás tomando a burla.

—No es eso Annie, sólo es que no puedo creer algunas cosas. Tu sabes que él me odiaba y yo al él, me refiero que él estaba en su espacio y yo en el mío. Entonces no se como llegamos hablar tan cerca, y teniendome en sus brazos, y hablando muy tierno, eso lo mas lindo que me ha pasado aquí en Londres. —Río a carcajadas. —Annie tengo que pedirte otro favor y se que he pedido muchos, pero en serio necesito que me ayudes.

Claro puedes contar conmigo.

—Necesito un trabajo.

Pues acabas de encontrar a tu hada madrina, una de mis tías tiene una tienda de ropas, necesita una contadora, tu eres muy buena y eres la indicada.

—Eres la mejor Annie.

No es para tanto, y en éste momento me comunicare con ella. Luego te llamo.

—Adiós y muchas gracias.

Ya me siento mejor al menos con ésto sobrevivo, es hora de dejar la niñería aún lado y ver la realidad.

A Lía no le faltará nada, tendrá amor mucho amor de parte mía, sólo espero ser la mejor en todos los aspectos.

—¡¡ROMINA!!

Dios mío, se armó ésto.
Los gritos de Nathan empiezan asustarme.

—¡Hey! Aquí estoy. —Me levanto y le respondo muy seria abriendo mis brazos, según yo protestando. —No soy sorda, puedes bajarle un poco de volumen a tu estruendo.

—ROMINA, PORQUE NO PEDISTE MI AUTORIZACIÓN.

—Porque no me ayudarías. —Dije tan seca y muy fresca.

—NO TIENES QUE SER ASÍ.

—Ya lo soy. —Tomó asiento, cruzo mis piernas y luego mis brazos.

—MIRA NIÑITA, EN PRIMER LUGAR NO ESTOY CON NIÑERÍAS.

—Yo no estoy haciendo ningún llanto. Ah y mañana mismo viajo a ver a Lía. —Se que estoy portándome como una niñita pero debo, si no... el no me ayudará.

—¿QUIÉN ES LÍA?

—Mi futura hija sin padre. —Me giro para tomar asiento y sonrío a escondidas de él.

—¿ROMINA TU NO VAS A VIAJAR? —Me opongo exaltadome y levantome nuevamente.

—Disculpa yo no que?

—QUE NO VAS A VIAJAR, SOLA. ENTENDIDO.

Nathan se retira y se da la vuelta, yo sólo brinco de la emoción.
No saben la alegría que tengo, pero de todas formas quiero un trabajo, Nathan no siempre estará allí quizás sea el momento pero después... me puede dejar sola, pero ya asegurada, ya se que soy una Diosa.
Ahora iré a preparar mis cosas para el día de mañana aún no se cumple el mes, pero es mi autorización si pueda ya tenerla conmigo.

Mi Pequeña Y Perfecta CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora