Cap XXIX

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En su vida imaginó que ella propiciaría esa situación, Vladimir le generaba un rechazo y repulsión que durante un tiempo intentó esconder en el afán de mantener parte de su historia en el pasado, ahora no había motivos para esconder lo que la presencia de él le generaba, es más, tenía motivos para detestarlo por el acoso hacia Lena, y saber que él estaría siempre presente en la vida de la pecosa por ese diminuto ser que anida su vientre no le resultaba para nada grato, lo que más le inquietaba, era que él atentara contra Lena, que una vez que supiera de su embarazo lo usara en su favor; hasta el momento nadie había mencionado lo que Vladimir podría hacer, dudaba que los demás, sobretodo los padres de Lena lo ignoraran dada la profesión de ambos, ¿cuántas veces habrían estado en un juicio por la custodia de un hijo? En un país como Rusia era prácticamente imposible que Lena mantuviera la custodia si Vladimir demandaba y ellas seguían juntas, ningún juez fallaría a favor de su pecosa, y Yulia, no estaba dispuesta a renunciar a ella, no sin antes luchar, al menos intentarlo aunque viejas heridas se abrieran y las que posiblemente pudiera sufrir; pero valía la pena. Ya no pensaba con la cabeza, hacía tiempo que el raciocinio quedó de lado, ahora se movía por lo que su corazón dictaba, era arriesgado, lo sabía, también se lo habían dicho, pero era cuanto podía hacer; pasó por su cabeza la loca idea de pedirle a Lena que se largaran de Moscú, de Rusia, que buscaran un sitio para ellas y el bebé, pero la idea se esfumó en un abrir y cerrar de ojos porque simplemente no era lo correcto, y ella con toda la historia de vida que cargaba bien lo sabía, por lo que en ese momento estaba jugando su única carta para controlar a Vladimir y la situación en general; debía controlar los nervios para que no le jugaran una mala pasada, era demasiado impulsiva y eso no desaparecía aunque ahora no lo era de la misma forma que antes, quizás porque en cierta forma se había amigado con su pasado, con Iván y existía un cierto equilibrio entre él y Yulia, algo que solo Lena había logrado, o sus sentimientos hacia ella lo hicieron.

Un pequeño nudo se formó en su garganta al oír las primeras palabras de Vladimir, quizás naciera ante su sola presencia, sintiendo la imposibilidad de pronunciar palabra alguna en ese momento y recordando lo que Borya le dijo cuando hablaron de lo que haría, 'Lo primero que debes hace es resguardarte para que no pueda atentar contra tu integridad física.' y mediante un ligero movimiento de cabeza le indica al moreno que se mueva junto a ella teniendo que agachar la mirada para asegurarse de tener puestas sus deportivas y no unas de plomo ya que sus pies le pesaban una tonelada al punto que los arrastra hasta llegar a la barra que separa el salón del restaurante de la cocina, quedando Vladimir del lado del salón y ella detrás de la barra, apenas pasaban de las 8:00 am, para cualquier persona, excepto para alguien que seguía de juerga o un alcohólico, era demasiado temprano para comenzar a beber, pero lo necesitaba, quizás en busca de la valentía que el alcohol pudiera darle o le ayudara un trago a deshacer el nudo que se instaló en su garganta, de la vitrina coge una botella de whisky y dos copas para coñac que son depositadas sobre la barra, luego de abrir la botella sirve la bebida en las copas de forma generosa, llegando a pensar que el contenido total de la botella no le sería suficiente, aunque no era su intención embriagarse, sentía esa extraña necesidad.

V: "¿Me llamaste para que bebamos juntos? Esto si que es extraño." Murmura ante la ausencia de palabras de Yulia mientras la escruta con la mirada, no podía decir que la conociera, menos cuando la expresión de su rostro se le hacía indescifrable, por algunos movimientos de su cuerpo o por el silencio que aún no rompía, la creía un tanto nerviosa, pero su rostro, su mirada reflejaban una tranquilidad que se contradecía con lo demás, por lo que no sabía con cual de las dos percepciones que ella le transmitía y él no lograba comprende de forma acabada debía quedarse.

Los dedos de Yulia apresan la copa que contiene whisky y la eleva hasta que el filo de la copa roza sus labios, sin proponérselo disfruta del aroma de la bebida, la mezcla entre el alcohol, vainilla y roble, siendo el último una consecuencia de que la bebida sea añejada en barriles de roble; sus ojos se cierran por una fracción de segundo mientras canaliza el aroma y bebe el contenido de la copa de un solo trago, sintiendo como su boca es inundada por el alcohol que arde al atravesar su garganta generando un leve hormigueo en su lengua, la que probablemente se adormecería un poco por la alta graduación alcohólica del whisky, probablemente mayor a 55º pensaba. Si, estaba divagando y lo sabía, nunca pensó que fuera fácil, pero le estaba costando más de lo que pudo haber imaginado, sabía que aún estaba a tiempo de dar marcha atrás, pero realmente no lo estaba considerando.

Ella me recuerda a él.Where stories live. Discover now