Cap XXXVII

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La semana había pasado con demasiada prisa, al menos esa sensación tenían Yulia y Lena; la noche transcurrió entre besos, caricias, suspiros y palabras cariñosas, pequeñas imposiciones con el único fin de hacer más llevaderas esas dos semanas en que muchos kilómetros de distancia las separarían, y al parecer, todo menos ellas estaba preparado para el viaje de la morena; pulga ya estaba en casa de los padres de Lena al igual que el bolso con sus pertenencias para pasar allí las siguientes semanas, los padres de la pecosa lo habían llevado la noche anterior después de la cena que las jóvenes ofrecieron para que la morena se despidiera de sus seres queridos, aunque era un viaje breve, Lena insistió hasta ganarle por cansancio a la ojiazul en dar esa cena a la que asistieron sus padres, suegros, Daniel, Nastya, Borya y Alek; y claro, la morena aprovechó la ocasión para pedirles que cuiden de su amada pecosa, quien para ese momento, estaba semirecostada sobre ella, una de las manos de Yulia se movía lentamente dejando un manto de caricias por la espalda desnuda de Lena, la otra mano la tenía apoyada en su vientre que cada día se hacía notar más, dando cuenta del desarrollo de ese pequeño ser que en algunos meses podrían conocer, y si, seguía lamentándose por no poder estar en la próxima consulta con el obstetra, solo le quedaba el consuelo de que Nastya la acompañaría, y como le dijo la noche anterior, no iba a dejarle pasar ninguna al moreno que tan poca gracia le hacía; un suspiro escapa de los labios de Yulia que se negaba a divagar una vez más sobre lo mismo, no en ese momento se repetía una y mil veces mientras aspiraba el aroma de los cabellos de la pecosa que se entremezclaba con el de su piel que guardaba la fragancia de la noche plagada de amor que tuvieron; una mezcla deliciosa que lograba llenarle los pulmones y acariciarle el alma. Odiaba las despedidas, acababa de descubrirlo, quizá porque nunca antes tuvo una y menos tan intensa como la que se avecinaba, aún no era la hora de terminar de despedirse y sentía una tremenda angustia, tal vez fuera exagerado su sentir, pero nada podía hacer contra lo que sentía, ese deseo de no apartarse de ella, de cuidarla y mimarla eternamente, de protegerla de todo y todos, solo era una fantasía, no era capaz de todo eso por más que quisiera, quizá tampoco fuera lo ideal, después de todo, nunca nada sería perfecto, ella no lo era, Lena tampoco, pero la amaba con todos sus defectos y virtudes, amaba incluso lo que más de dolía de Lena y era ese bebé que no llevaba su sangre, odiaba la idea de nunca poder darle eso.. un hijo que fuera de ellas, una mezcla de genes fruto del amor que se tenían, y eso, era lo único que envidiaba de Vladimir, porque él, le gustara o no, era responsable de que su pecosa estuviera a punto de convertirse en madre, y como le había dicho a Lena el día que se enteraron de ese embarazo, su pelirroja era feliz ante la idea de ser madre; aunque había un sinfín de miedos e inseguridad en ella por el asunto de la maternidad, bastaba con mirarla para encontrar ese brillo único en su mirar, la forma en que distraídamente se acariciaba el vientre, como no podía evitar pararse frente a cada tienda que vendía prendas o cualquier cosa relacionada con los diminutos humanos, el amor y la dedicación que ponía en terminar de acondicionar el cuarto del bebé.. todo, en todo lo que hacía se notaba lo feliz que estaba con esa llegada que no estaba tan pronta como ellas lo deseaban.. aunque le doliera no ser ella quien le daba esa alegría, estaba más que feliz y amaba a ese nuevo ser que era hijo de la persona que más amaba y también de la única persona a la que odiaba, que locura.. jamás se había imaginado en una situación como esa.. o quedándose como había hecho, con todo el dolor que le generaba.. los amaba a ambos y solo quería lo mejor para ellos.

L: "Deberías ya estar preparando el desayuno." Musita alzando la cabeza para observarla mejor después de haber deseado por largos minutos poder leer la mente de la morena para saber que era lo que estaba pensando, y sin obtener respuesta por parte de ella, se acerca a sus labios para tomar posesión de ellos en un beso suave que la morena tarda unos segundos en responder. "El desayuno." Insiste dejando una leve mordida en el labio inferior de la morena.

Ella me recuerda a él.Where stories live. Discover now