Cap XL

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¡Hola! Sé que me he demorado y les debo el capítulo de Hemoglobina, prometo subirlo en la semana.. otra vez ando con poco inspiración, pero aquí les dejo un capítulo un pelín más extenso que los anteriores que se me han quejado de que les resultan cortos.. en fin, nos estamos leyendo. Buena semana para todos.

Los ojos de la pelirroja mostraron un brillo de felicidad ante las palabras de Yulia que tal vez no fueran necesarias, después de todo, bastaba con su presencia para que su corazón volviera a latir con vitalidad, una que en ese momento se le hacía casi dolorosa por la intensidad con la que su corazón latía, pudiendo oír las fuertes palpitaciones contra su caja torácica mientras soltaba en un suspiro el aire que contuvo después del pequeño gritito por el susto que la invadió ante el ingreso abrupto de Yulia; en sus labios estuvo a punto de formarse una sonrisa que no haría más que acentuar la alegría que la invadía, pero llegó a recordar el motivo por el cual, casi a las 5:00 am, aún se encontraba despierta, motivo por el cual, lo que antes pretendió ser una enorme sonrisa, terminó por convertirse en un linea torcida efecto de sus labios fruncidos al igual que su ceño, en ese momento en que el alivio, la alegría y la molestia convivían en su ser, se le hacía increíble que una persona, una presencia en cuestión se segundos provocara todo eso y más, esa era la parte que podía identificar y explicar, pero había más, todo lo que no podía expresar en palabras, comprender o inclusive percibir; la morena de azul mirada, esa mujer que tanto la desconcertó por mucho tiempo y logró quitarle el sueño mientras intentaba vanamente entender, su morena, se acercaba a paso lento a la cama, a ella, logrando que un brote de ira se apoderara de la pelirroja, en consecuencia, el almohadón que estaba junto a su cuerpo y que intentó por muchas noches suplir la ausencia de Yulia, fue atrapado por una blanquecina mano que lo apretó con fuerza solo por unas fracciones de segundo para luego ser aventado con las fuerzas que tenía en ese momento y ser estampado contra el rostro de Yulia que no lo vio venir, ahora, la miraba prácticamente atónita mientras en sus azules se distinguían los signos de interrogante por aquella para nada cálida bienvenida.

Y: "¿Niña?" Balbucea sacudiendo la cabeza sin lograr salir de la confusión que tenía por aquel objeto que la golpeó sin piedad, para su fortuna, lo primero que Lena tuvo a mano fue el almohadón que ahora buscaba mientras su cuerpo se agachaba para tomarlo y su mirada se permitió viajar a la mesita de noche más cercana a la pelirroja, notando que no había más que un reloj despertador, un libro que superaría las 300 páginas y el teléfono de linea; volvió a agradecer que fuera el almohadón que ahora sostenía en mano lo primero que la blanquecina de su novia halló para tirarle.

L: "¡Me tenías preocupada! Llevo horas marcándote Volkova, las llamadas caen al maldito buzón de voz." Suelta sin mirarla, buscando algo con la mirada y movimientos erráticos que intentan palpar el edredón para dar con el móvil que dejó caer cuando la puerta fue abierta.

Y: "Te dije que tenía algo que hacer, algo muy importante." Susurra apenas dejando el almohadón sobre la cama, con movimientos lentos y sigilosos, se sienta al filo de la cama posando una mano sobre la de Lena, buscando llamar su atención, la cual hasta el momento pareció estar enteramente dedicada a rebuscar quien sabe que sobre la cama.

L: "¡Y me colgaste!" Exclama con evidente molestia que no era más que producto del miedo que la acompañó toda la madrugada.

Y: "Ya sabes que no se puede usar el móvil durante el vuelo.. niña." Susurra lo último tomando con su mano libre el mentón de la pelirroja para hacer que la mire, sintiendo como el corazón se le encoje dentro del pecho al ver esos hermosos verdegrises inundados de lágrimas que no vacilan en abandonarlos para recorrer sus pecosas mejillas.

L: "No imaginas el miedo que sentí." Murmura mientas las lágrimas ruedan libremente por sus mejillas, y antes de que Yulia piense tan siquiera en quitarlas con sus pulgares como siempre hacía, toma la mano de ella que reposaba hasta el momento sobre la propia y la hala suavemente hacia si para luego rodearle el cuello con los brazos, sintiendo los brazos de la morena rodear la zona en que hasta no hace mucho estuvo su cintura, seguía estando, solo que perdió un poco de forma, ahora lucía redondeada a causa del huésped que alojaba su cuerpo, por su vientre pronunciado y las posturas de ambas, el abrazo no era completo, no sentía plenamente el contacto del cuerpo de su morena, pero allí estaba, dejando que sus sentidos que se encontraban atontados por el llanto y la mezcla de sentimientos y sensaciones sean inundados por ella, sintiendo su fragancia, las caricias que ella dejaba sobre la parte baja de su espalda mientras le susurraba bajito al oído que lamentaba haberla preocupado, que solo quería sorprenderla y no imaginó que eso la asustara, solo no había tenido demasiado tiempo para extender la llamada como hicieron las demás noches, su llanto no cesó, pero se vio entremezclado con la risa de felicidad por tenerla nuevamente a su lado, por saber que estaba bien ya sin necesidad de pensar que algo podría haberle ocurrido, probablemente Yulia estuviera pensando que su novia era una desquiciada, quizá lo fuera.. o simplemente las emociones la desbordaron, ya no importaba porque la morena estaba allí. Probablemente muchos no entendieran la necesidad de ella que tenía, lo sola que se sentía incluso estando rodeada de su gente, la cuestión era que nadie podía brindarle lo que Yulia, en sus brazos encontraba el más cálido de los refugios, que no llegaba a brindarle una seguridad absoluta, no sabía cuan bien o mal resultaría todo a su alrededor, pero si que estaban juntas, y juntas enfrentarían lo que la vida les pusiera en frente como hasta el momento, no todo era perfecto, a veces pensaba que era demasiado complicado, o lo que respectaba a Vladimir lo era, y no que pudiera deshacer el vínculo que los unía ahora de por vida, por lo que suponía, los problemas estarían siempre presentes con él, si de por si era complicado aceptar las responsabilidades de la maternidad y paternidad, no siendo ellos una pareja las diferencias acrecentarían aunque el moreno expresó su supuesto deseo por llevarlo de mejor forma, Lena no era tan ingenua como para pensar que todo sería color de rosas, pero sabía que Yulia estaría a su lado, ayudándola a tomar las mejores decisiones para el bienestar del bebé, así había sido hasta el momento, Yulia Volkova era su cable a tierra, y aunque ya hace tiempo sabía porque el inicio de su relación tuvo demasiados palos en el camino, recién ahora podía aceptar que se había equivocado demasiado con ella, Yulia no era cobarde como ella tildó, era demasiado buena y correcta, todo lo que procuraba era no hacerle daño, aunque no fuera más que un sueño imposible, y llegado a ese punto, agradecía el dolor que atravesó al pensar que la morena era una cobarde que nunca se arriesgaría por ella, que no tenía el valor necesario para asumir sus sentimientos y entregarse a ella en el amplio sentido de la palabra.. no, no estaba desvariando en ese momento, ahora comprendía que si no se experimentaba y sentía el dolor.. tampoco habría lugar para la felicidad, si no existiera el miedo, tampoco la seguridad y así con todos los sentimientos opuestos, y sin ellos viviría.. posiblemente una vida sin sentidos y emociones.. agradecía entonces el estado en el que se encontraba actualmente, riendo y llorando, todo a la vez y de forma intensa mientras que sus brazos se quitan de los hombros de la morena para tomar su rostro entre las manos y llenarla de besos estruendosos. La angustia se esfumó, ahora solo disfrutaba de la felicidad que le provocaba la presencia de su ojiazul, que en ese momento sonreía, probablemente por los besos que recibía y sintiendo ahora la necesidad de disfrutar de sus labios, el último beso de la pelirroja los busca, los verdegrises de Lena se cierran justo al momento en que sus labios rozan los contrarios de forma suave, solo durante un segundo para reconocer ese par de labios carnosos y candentes que tan bien conocen los propios, no hubo tiempo a transición, luego de ese breve roce el beso mutó a uno intensamente apasionado, hambriento, necesitado, un beso que no lograría compensar la distancia de esas dos semanas, pero ponía fin a la tortura que fue la necesidad e imposibilidad de sentirse por los miles de kilómetros que las separaban, un beso que las estaba dejando sin oxigeno, por lo que se vieron obligadas a romperlo mientras una de las manos de Yulia buscaba esa parte de su cuerpo que parecía haberse convertido en su favorita desde unos meses atrás, sobretodo desde que comenzó a crecer, haciendo más notaria la existencia de ese pequeño ser.

Ella me recuerda a él.Where stories live. Discover now