Let's Make A Pact Tonight 3a Temp.

Capítulo 69.

Acabó el concierto. Georg bajó de la plataforma y fue corriendo con Irene. Realmente habían hecho buenas migas. 

- HA SIDO GENIAL! - gritó Irene emocionada mientras Georg le abrazaba emocionadísimo.

Tom, que se acercó a mi, me obligó de dejar de mirarles. Rodeó mi cintura sus brazos y me dijo un beso en la mejilla. Sus labios se acercaban a los mios pero tuve que girar la cara al ver a Bill detrás. La charla con él me impedía volver a notar esas cosas en el estómago cuando estaba con Tom. Aunque tampoco las sentía cuando estaba cerca de Bill. ¿Que me estaba pasando?  Bill me estaba mirando serio, sin hacer ni una sola mueca. Volví mi mirada a Tom. Él me estaba mirándome con una cara de confusión. Le rodeé el cuello con mis brazos y me acerqué a él. Me sentía fatal al sentir que Bill tenía razón. Y mucha. 

Los chicos fueron a cenar a un burguer cerca del estadio. Yo no tenía hambre así que me fui directamente a dormir. 

Me puse mi pijama, me tumbé y me tapé. Empecé darle vueltas al asunto... Bill, Tom. Tom, Bill. ¿Por qué nunca podía estar conforme con lo que tenía? Quiero a Tom? Claro. Quiero a Bill? También. Pero, ¿les quiero realmente si me gustan los dos a la vez y no puedo elegir? ¿Realmente es amor? Serlo lo es. Al menos fue. Ahora...  

Poco a poco los ojos se me empezaban a cerrar haciendo imposible abrirlos.

- Te echaremos de menos Janna - dijo Tom mientras intentaba disimular una lágrima acercándose a darme un abrazo - Nunca lo que pasamos juntos... - me susurró para que nadie le escuchara. 

- No puedo creer que tengas que irte... - dijo Bill apartando suavemente a Tom de mi para abrazarme él - Nunca olvidaré todo lo que pasamos juntos...- me susurró también aguantándose las lágrimas. 

Sentía que me era imposible hablar. Necesitaba poder hablar, decirles que yo también les echaría de menos, pero no podía. 

- No nos conocemos de mucho, pero... También te echaremos de menos - dijo una chica alta de pelo castaño refiriéndose a ella y a otra chica de pelo largo un poco más baja. 

- Estoy segura de que nos habríamos podido hacer grandes amigas! - dijo la otra chica. 

Ambas me abrazaron. 

- Janna! No te vayas! - Bea vino corriendo hacia mi para abrazarme. 

- Debo irme... - dije yo.

Nos soltamos y fue corriendo a abrazarse a Gustav. 

- Vamos Janna - dijo Georg, quien estaba al lado de Irene. Ellos me llevarían.

Dije mi último adiós y me fui. 

Desperté de un bote. ¿Que acababa de soñar? Me iba. ¿ME IBA? ¿Quien eran esas dos chicas? ¿Que hacía Bea abrazada a Gustav? Bea! Mi prima pequeña. La hermana de Irene! Eso fue muy raro. 

- Janna, estás mejor? - escuché una voz detrás de mi. Era Tom.

Giré mi cabeza para encontrarme con él. 

- Sí - dije - Ya venís? - 

- Solo yo. Aun no hemos comido pero paso. Tampoco tengo mucho hambre - eso me extrañó. Tom siempre tiene habmre... 

- Te encunetras bien? - pregunté sentándome en la cama mientras él se cambiaba de ropa. 

- Sí, ¿por qué? - dijo de lo más normal del mundo.

- No sé... - dije aun más extrañada - Te noto raro... - su forma de moverse y de hablar esa noche hacían verlo aun más raro.

- Yo? Yo raro? - dijo indignado - Aquí la única que está rara eres tú.. Llevas todo el día así y creo saber porque.... Me vas a contar tu el por que o tengo que soltarlo yo? - dijo enfadándose mientras avanzaba su frase.

- No sé de que me hablas... - dije intentando evitar su mirada. 

- ¡No te hagas la tonta! - cada vez se iba enfadando más - ¿Me quieres mirar a la cara mientras te hablo? - no le hice caso - ¡Eres una cría! ¡Qué me mires a la cara! - me cogió burcamente por los hombros haciéndome girar hacia él. 

- ¡Tom! Me haces daño... - me estaba apretando con rabia. Me soltó.

- Dilo ya y terminemos con esto de una vez - dijo ya un poco más calmado.

- De-decir el qué? - dije nerviosa temiendo lo peor.

- ¿Por qué estás conmigo si sigues estando enamorada de Bill?  - preguntó con los ojos humedecidos. 

Mi corazón se paró y la sangre dejo de correr por mi cuerpo por un momento. Quería contestarle. No sé el que, pero quería. Me fue imposible así que rompí a llorar. Esa situación me superaba. 

- ¡No, pero no llores! - se sentó a mi lado - Mierda, soy idiota. No quería decir eso.. Como pude ni siquiera pensarlo... - me abrazó para intentarme calmar - Olvídalo, soy un imbécil -