#2: Conociendo la hermandad

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Antes de poder siquiera agarrar de la garganta a mi padre y sacudirlo (como Deidara a Tobi xD), me vi obligada a despedirme de él y cerrar la puerta a mi espalda, tragando saliva al oír el "clac" del pestillo. Lentamente, me giré y vi que el mismo chico seguía a mi lado, esperándome para subir de una buena vez a mi nueva habitación. 

Sabía que me miraban desde todos ángulos de la casa, pero decidí ignorarlos para evitar ponerme más nerviosa aún. No quería llegar y enseguida mostrarme débil. Era lo que menos necesitaba en ese momento. 

- Espero que te guste, Akari- volvió a sonreír él al llegar al cuarto, dejando las maletas al lado de la cama y luego marchándose de allí para dejarme instalar. 

Tomé aire profundo y empecé a deshacer las maletas, colocando cada cosa en su sitio y acomodándome la habitación a mi gusto. En media hora, las maletas estaban vacías y guardadas bajo la cama, la cual estaba pegada a la pared por el lado izquierdo y con la ventana a tan sólo unos centímetros de los pies. Me senté en el borde y procuré calmar mis nervios, recapacitando todo meticulosamente antes de decidirme por tratar de integrarme. 

Estaba asustada, sí, pero al menos uno de esos diez chicos era majo y tranquilo. Los otros nueve... Era hora de conocerlos.

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Abrí la puerta tras echar un último vistazo a todo el cuarto y la cerré tras de mí, respirando hondo mientras bajaba las escaleras. La segunda planta era un pasillo, con seis habitaciones por cada lado y una enfrente de otra. Yo era la tercera habitación a mano derecha. 

Llegué al pie de las escaleras y seguía sin ver a nadie por allí, a pesar de estar completamente segura de que me estaban mirando. Entonces vi al pelirrojo en la que era una preciosa cocina de azulejos celestes y blancos, y con una mesa alargada para doce (cinco por cada lado y uno en cada extremo de la misma) en el centro. 

- La habitación es muy bonita, me ha sido fácil arreglar todas mis cosas- fue mi indirecto agradecimiento hacia él. Me sonrió. 

- Bueno, qué maleducado por mi parte- meneó la cabeza y se acercó a mí, estirándome una mano que estreché con algo de nervios-. Me llamo Pain, soy el capitán de la hermandad Akatsuki. Los demás se irán presentando a medida que se vayan dejando ver- la última frase la dijo en voz alta, aunque no fue respondida-. Siéntete en tu nueva casa, Akari.

Luego se fue a la segunda planta, dejándome sola en la cocina. Volví a tomar aire antes de ponerme a revisar tímidamente las alacenas y los armaritos de debajo del fregadero. Realmente allí no faltaba de nada... 

- ¡Uh!- me emocioné al ver un platito sobre la encimera... ¡con dangos! 

Sin dudarlo tomé una brocheta y me la metí en la boca, sorprendiéndome de lo ricos que estaban estos. Nunca había probado unos dangos tan deliciosos (en una feria del anime probé unos dangos y estaban asquerosos u.u Pero lo dejaré pasar porque son adorables *w*). 

- Eh, eso es mío- oí de pronto una voz a mi espalda, girándome de golpe para después tener que alzar la cabeza. Yo ya sabía que era pequeña en lo que a tamaño se refiere, ¡pero este tío me sacaba una cabeza y medio cuerpo!

- Ah, yo... Yo...- balbuceé-. Lo... Lo siento... No lo... Sabía...

Él cerró sus ojos oscuros antes de apoyarse con las manos en la encimera detrás de mí, acorralándome y comenzando a bajarse sobre mí. Yo temblaba y respiraba entrecortado, muy asustada. Además, el chico no tenía una cara lo que se dice "de fiar"...

Me puse colorada hasta el cuello y me paralicé por completo, ¡ya que el muy fresco había mordido el dango del extremo y lo había sacado del palito con los dientes! Y para colmo, incluso después de comérselo seguía sin respetar mi espacio vital. 

- E... Esto... Yo... Yo...- temblé al hablar, agachando la cabeza y mirando su cuello, que quedaba a la altura de mis ojos-. ¿Po... Podrías... Apartarte...?

- No vuelvas a coger MIS dangos sin MI permiso, ¿entendido, pequeña?- amenazó ignorando mi petición... Bueno, más bien súplica. 

Aunque no le contesté, se alejó de mí y se fue a la segunda planta, y oí una puerta cerrarse. Entonces solté todo el aire retenido por el miedo y me desencajé del borde de la encimera, yendo a mirar el salón y el resto de la planta baja. 

A medida que iba investigando, iba conociendo a más nuevos compañeros de hogar: Pain aparte, Kisame, Zetsu, Deidara, Sasori, Tobi, Kakuzu, Hidan y Madara eran los demás. El que me había "atacado" en la cocina al parecer se llamaba Itachi, y Madara, Tobi y él eran primos. La risa era que todos me preguntaron si yo también era Uchiha. ¿Por qué? Muy sencillo:

Soy de largo y lacio cabello azabache hasta la mitad de los muslos, soy bastante seria (en esto sí que no me parezco a Tobi xD) y amo los dangos, lo cual me hizo estremecer al acordarme de Itachi.

- Sin duda, esta chica es la versión femenina del solitario Uchiha mediano- comentó Sasori. Mis mejillas ardían por tales suposiciones, ya que la mayoría sí que eran similares entre él y yo.

- Qué va, Danna, Itachi es un gruñón y un agresivo y Akari-Chan es muy tímida.

- No, no es eso...- murmuré, interrumpiendo a Deidara. Él se calló y me miró esperando que hablara, pero no pude hacerlo. Demasiados ojos masculinos a la vez-. Nada. Me iré a mi habitación y prepararé la mochila para mañana. 

Subí casi corriendo las escaleras, con la cabeza gacha para tapar mi notable sonrojo, y me encerré en mi cuarto. 

Tal como había dicho a los chicos, mis nuevos amigos, me puse a organizar la mochila de clases revisando el horario que me habían asignado. Coincidía en las clases básicas como Lengua y Literarua y Matemáticas con mi hermandad al completo, y también en Educación Física. Las demás las pasaría sin ellos.

Mi asignatura para psicóloga infantil obviamente era el área de psicología, pero para la mente infantil. También daba sola Biología humana y animal, Mitología Grecorromana y Música. Que yo supiera, ninguno de los Akatsuki estaba en esas áreas.

Cerré la cremallera y me tumbé en mi cama a leer, pensando en todo lo que me iba a suceder de ahora en adelante. Desde luego, no iba a permitir burlas por parte de ninguna perra, ni insultos a nivel general, ni palizas, ni intentos de violación por parte de algún pervertido... Otra vez. Me negaba a repetir mi nefasta vida de los años que estuve en la escuela secundaria. No podía recaer de nuevo.

Y sin saberlo, ésta iba a ser la prueba de fuego que determinaría mi límite de paciencia y resistencia.

(En la foto, todos los Akatsuki ^w^ (Aunque en la imagen sobran Sasuke y Orochimaru u.u). En esta historia Konan sigue siendo novia de Pain, pero no están juntos en la misma hermandad por razones obvias)

Atrapada con los AkatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora