#19: Prueba de hormonas

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- ¿Eh? ¿Hormonas?- se extrañó Deidara al cabo de unos días. Bufé y me puse roja.

- Yo no tengo bien las hormonas: se me hincha el vientre antes de la regla y parece que esté anémica o algo así- expliqué, medio avergonzada por tener que contárselo a unos chicos, encima mis amigos.

- ¿Más anémica de lo que ya estás?- se burló Hidan.

- No tiene gracia. Mi cuerpo se vuelve muy sensible y soy candidata para SIDA, cáncer, ébola, malaria... Cualquier enfermedad grave que se os ocurra- gemí-. Es horrible. De pequeña casi me ingresan.

- Ahí va...- se apenó Sasori, pasándome un brazo por los hombros-. Lo siento por ti.

- Llevo así desde los 11 años, ya estoy acostumbrada. Por suerte, sólo es precisa una prueba de orina. Llega a ser de sangre y me habría suicidado hace años. Le tengo pánico a las agujas.

- Vale, vale, vale, alto el carro- interrumpió Kisame. Se puso a enumerar con los dedos-. Le tienes pánico a los muñecos, a las agujas, a los violadores... ¿¡Cómo has podido ver tantas películas de terror y no mover ni un dedo!?

- Soy rara, ¿eh?- me reí-. Debo irme ya, regreso en una hora o así. 

Dicho esto, me despedí de mis amigos y me marché al hospital, regresando exactamente una hora después.

***************

- ¿Y bien?- quiso saber Madara, entrando en la cocina mientras yo hacía mis tareas. Estaba acabando, así que le pedí un momento para terminar de escribir y recogerlo todo.

- Llaman al cabo de unas horas para comunicarme que todo está bien o si hay algún inconveniente. No creo que se demore mucho más- contesté, tomando mi material y subiendo a mi habitación para dejarlo todo. De paso, me miré en el espejo de pie de mi habitación: pálida, más que de costumbre, más delgada y con viente. Suspiré.

Cuando comenzó a pasarme aquello cada mes, me decían zorra porque creían que me había acostado con alguien y estaba embarazada, cosa que no era verdad. Mi moral se iba al suelo más rápido que nunca.

De pronto, sonó el teléfono abajo, y bajé casi corriendo a cogerlo.

- ¿Diga?

- Tengo buenas y malas noticias, Akari- me comunicó mi médico.

Me congelé.

- ¿Q... Qué...?- balbuceé-. ¿Qué ha pasado?

- No te asustes, pero el caso es que...

Mientras escuchaba lo que me decía, todos los demás estaban callados y mirándome. Mi repentino susto los había alarmado a todos.

- Entiendo... Iré en cuanto pueda. Sí, sí. No, eso no, por favor. Se lo digo yo. ¿Vale? Venga, gracias...- y colgué.

- ¿Qué pasa?- me preguntaron todos al unísono, tensos y preocupados por lo que me habría dicho el médico.

- Yo...- quería levantar la cabeza y mirarlos, pero sencillamente no podía-. Tengo que hacer una llamada... Lo siento...- subí las escaleras, sin despegar la vista del suelo, y me encerré en mi habitación. No sabía si reír o llorar cuando tomé el móvil y llamé a mi padre, contándole lo que me había revelado el médico.

- Mañana mismo vamos los cuatro por la tarde- tajó él, en shock al igual que yo.

- ¿Cuatro...? Ah, vale, ya entendí- suspiré-. No sé cómo decirle que...

- Díselo y punto. Nos vemos mañana.

- Está bien. Adiós, papá.

- Adiós, cielo.

Colgué la llamada, dejé el móvil sobre mi escritorio y me senté en el borde de mi cama a reflexionar, entrecruzando mis dedos con nerviosismo.

- Lo he oído todo- me asustó la voz de Itachi en la puerta. Lo miré: su rostro estaba lleno de preocupación, y casi miedo cuando cerró de nuevo la puerta y se acercó para sentarse a mi lado, mirándome-. ¿Te he pegado algo?

- Sí- me mordí el labio al decirle eso. No quería que se sintiera mal por mi culpa.

- Mira, yo...

Le tapé la boca con una mano y lo miré con ojos llorosos.

- No quiero decirlo dos veces más. Ya se lo he dicho a mis padres, será mejor que os lo diga a todos. Vamos abajo.

Itachi suspiró y asintió, tomándome de la mano y acompañándome abajo. 

Itachi

Estaba dolido. ¿Qué diantres le había pegado a Akari para que estuviera así? ¿SIDA? Imposible. ¿Gonorrea? Me habría dado cuenta. ¿Candidiasis? También me habría dado cuenta. 

Pero estaba considerando alguna de esas. Su rostro estaba desencajado en una multitud de sentimientos que no era capaz de descifrar, y estaba al borde de las lágrimas.

- Chicos- llamó Akari la atención al llegar abajo. Todos la miramos-. Sí tengo algo.

Tragamos saliva. Ninguno de nosotros era capaz de hacer otro movimiento aparte de parpadear y respirar con dificultad.

Entonces, Akari volvió a morderse el labio inferior, antes de alzar la vista y soltar la noticia.

- Tengo...

(En la foto, Itachi preocupado)

Atrapada con los AkatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora