#22: La llegada

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- ¿Soy yo el único que piensa que esto parece la peli "Amanecer parte 1"?- Deidara alzó una ceja, mirándome de brazos cruzados. 

- ¿Por qué? Yo no veo vampiros aquí...- repliqué, poniendo en mute la televisión.

- Ejem...- carraspearon todos, mirando a los tres Uchihas presentes en la sala. Éstos rodaron los ojos, molestos.

- No lo digo por eso, baka. Digo que si ponemos una foto de Bella cuando se quedó embarazada al lado tuyo parecéis la misma persona- bufó Deidara.

- Yo no... Espera un momento- me interrumpí a mí misma-. ¿Cuándo has visto tú la saga Crepúsculo?

- Me aburría, ¿y qué?- el rubio compuso una mueca infantil, haciendo un pucherito y mirando hacia otro lado.

- La Barbie tiene razón- apuntó Hidan, suspirando con tristeza-. Akari parece una muerta andante.

- Cállate- agaché la vista-. Llevo seis meses y me quedan tres, diciéndome eso no me ayudas.

Era verdad, tristemente. Estaba más pálida que nunca, y horriblemente esquelética debido a mis fallos hormonales. La barriga ya había levantado cuchicheos en la Universidad, así que no me quedaba más opción que hacer las tareas y coger los apuntes de clase de mis compañeros y mis amigos y hacer los exámenes individualmente por la tarde, cuando nadie estuviera allí para decirme algo.

- Quedan tres meses, aguantaremos- le sonreí a Itachi, tratando de calmarlo cuando me miró con ojos llorosos.

- Es todo culpa mía...

No lo dejé seguir, así que le di una colleja y me enfadé.

- Deja de decir eso. La culpa de que yo este así es por mi maldito fallo hormonal, ¿vale? Tú no tienes la culpa de nada a menos que hacer feliz a alguien sea delito.

- Venga, venga, no discutáis- intervino Madara, poniéndose detrás del sofá y poniendo sus manos en nuestras cabezas-. No pasará nada.

Se hizo el silencio. Desde que habíamos vuelto de aquella visita al médico con mis padres, el aura de vitalidad que reinaba en la casa se había apagado de golpe y porrazo. Nadie era el mismo de siempre, ni siquiera Tobi. El joven Uchiha nunca había sido visto tanto tiempo sin decir idioteces.

********** 3 meses después **********

- Como sigas desmayándote así voy a acabar por desmayarme yo- protestó Sasori cuando, por enésima vez, me desplomé en medio del salón. Eran desmayos como parpadeos: un segundo estaba consciente, un segundo se me volvía todo negro, un segundo estaba en el suelo. El desmayo duraba lo que la caída.

- ... caramelo...- se le oyó murmurar a Deidara desde el sofá, mirándome con atención. Todos lo miramos.

- ¿Qué has dicho?

- ... punto de caramelo...

- ¡Deja de decir caramelo, no tiene gracia!- se alteró Hidan.

- He dicho que está a punto de caramelo, idiota- le recriminó a Hidan, frunciendo el ceño.

- Chicos- alcé la voz lo máximo que pude, agarrándome del respaldo del sofá y aguantándome en pie-. Parad. Sé que lo mío os ha influido a todos porque somos amigos y compañeros de residencia, pero no por eso tenéis que gritaros los unos a los...

- Akari...- ahora era Itachi el que se había desmayado. Yo estaba congelada en mi sitio.

- Llama a una ambulancia- le ordené de inmediato a Sasori, quien estaba menos en shock que los demás. Pero aun así, tardó un poco en poder reaccionar-. ¡Coge el puto teléfono, joder!

Atrapada con los AkatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora