#7: Un accidente "pesquero" y una pequeña intrusa

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- ¿¡Pero qué...!?- chillé cuando vi aparecer a Deidara bajando las escaleras seguido de Kisame... ¡con una cola de pez en lugar de piernas!-. ¿¡Qué diablos te ha pasado!?

- Este idiota me ha hecho un jutsu oculto de agua mientras me duchaba y aquí estoy- resopló, agotado de tenerse que arrastrar desde la segunda planta hasta la cocina, donde yo estaba ayudando a Tobi con los deberes.

Sacudió un poco la cola, salpicando agua en derredor, y provocando que me echara a reír.

- Lo que me extraña es que no tenga conchas en el pecho...- bromeó Kisame, riéndose a más no poder.

Deidara bufó y le dio un sopapo en la cara con la cola, de color dorado brillante y con fuertes músculos. 

- La risa de todo esto es que no te queda mal- comenté, sonriendo divertida. Él me la devolvió.

- A mí tampoco me desagrada, pero me gustaría poderme poner de pie y terminar de ducharme, si no te importa- ahora miró a Kisame, quien hizo varios movimientos de manos hasta que Deidara recuperó las piernas.

- ¡Tendrías que haberme llevado arriba primero!- protestó Deidara al verse desnudo.

Tobi tosió incómodo antes de dejar caer la cara (en esta historia Tobi no es Obito y tampoco lleva máscara. Tiene el rostro de Obito, pero es Tobi... No sé si me explico :/) sobre la mesa, mientras que yo me ponía colorada hasta el cuello y me tapaba los ojos con ambas manos. Esperé a que el rubio entrara de nuevo a la ducha para destaparme la cara, viendo a un sonriente Kisame.

- ¿Qué? ¿Disfrutaste de las vistas?

- NO- tajé, coloradísima-. Y tampoco vi nada, no seas fantasma. Mira que convertirlo en un tritón mientras se ducha... Hay que ser pervertido y sin miramiento alguno para atacarlo como vino al mundo.

- Somos hombres, tampoco importa demasiado. Además, yo la tengo más grande.

- No te doy un sopapo porque no tengo cola... Porque si no te ibas a enterar- fruncí el ceño, levantándome para secarme el agua de los brazos.

- Fácil resolución- dijo Kisame... ¡Repitiendo el jutsu de sirena conmigo!

Caí de boca en medio de la cocina, retorciendo mi recién adquirida cola, y me terminé por sonrojar cuando me fijé en que llevaba un sujetador de conchas. Claro... Típico.

- ¡¡¡TE MATO!!!- ladré, empezando a arrastrarme hacia Kisame, pero tuve que alzarme con los brazos y andar lento, ya que al rozarme el pecho contra el suelo me dolía (>///<).

- ¿Ya estamos en Carnavales?- Sasori se rascó la cabeza cuando me vio aparecer en el salón, con una cola rojo fuego en lugar de piernas y con un sujetador de conchas de vieira. Automáticamente me presioné bocabajo en el suelo para reducir vistas. Aparte, Sasori no era el único en el salón: también estaban Hidan, Kakuzu, Itachi, Madara y Pain. Me quería morir de la vergüenza.

- No tiene gracia- gemí, golpeando mi frente contra la alfombra para ocultar mi sonrojo.

- Con lo que me gusta a mí el pescado...- Hidan se relamió los labios, provocando que yo alzara la vista, evidentemente molesta.

- Kisame, quítame esta cola ya.

- Te recuerdo que Deidara apareció desnudo, así que si quieres lo hago aquí y...

- ¡No! ¡Eso no!

- Sois unos escandalosos- bufó Itachi, tomando una manta del apoyabrazos del sofá y tirándomela encima, cubriendo mi pequeño cuerpo con ella-. Hala, ya está.

Kisame deshizo el jutsu y me sonrojé más, si cabe, cuando me sentí delicada. Para colmo, ninguno de los presentes me quitaba los ojos de encima, en especial Hidan. 

- Sin comentarios...- refunfuñé, levantándome a duras penas y procurando que no se me viera nada.

- Cuando te vistas me das esa manta: desde ahora es mía.

- Antes la quemo, pervertido- Madara se estampó una mano en la frente, dándole un capón a Hidan con la otra. 

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- ¡¡¡KYAAAAA!!! ¡¡¡DANNA!!! ¡¡¡HAY UNA ARAÑA EN MI CUARTO!!!- chilló Deidara tras lograrse duchar en paz. Bajó corriendo las escaleras, a medio vestir (en bóxers u///u) y encaramándose a la espalda de Sasori, quien por poco se cae al suelo por el peso del rubio.

- ¡Por el amor de Jashin, ¿gritas así por una arañita?!- se mosqueó Hidan. 

- ¡¡¡WAAA!!! ¡¡¡SOCORRO!!!- ahora chillaba Tobi, encaramándose esta vez a la espalda de Madara. Esta vez sí que se fueron al suelo (xD). 

- No puede ser tan grande...- puse los ojos en blanco y subí las escaleras tranquilamente, bajando segundos después con una gran sonrisa en el rostro y la palma de la mano extendida-. ¡Pero si es una ricura!

- ¡De ricura nada! ¡Mi trasero es más bonito que esa monstruosidad!- protestó Deidara.

- ¿Cómo puedes cogerla así como si nada? ¡Es un bicharraco!- se asombró Hidan.

- Es sólo una tarántula- alcé una ceja-. En mi casa hay tarántulas goliath, las más grandes del mundo. Ésta es una tarántula negra normal, es del tamaño de mi mano, nada más.

- ¡Y nada menos!- ahora habló Kakuzu-. ¿Por cuánto se venden estas criaturas?

- Por lo mismo que te va a costar un topetazo mío si te atreves a tocarla- advertí. Al mismo tiempo que yo lo miraba mal, la tarántula levantó sus dos patitas delanteras y mostró sus colmillos envenenados. 

- Déjala fuera antes de que Deidara me parta la espalda- se quejó Sasori. Deidara bufó y se bajó de él, pero aun así manteniéndose alejado de mí y de la araña.

- Aquí no te quieren, chiqui, regresa a tu casita- le hablé a la tarántula para mosquear a Deidara, antes de irme a la parte trasera de la casa y dejar al animal libre.

Luego era yo la asustadiza.

(En la foto, la tarántula que estaba en la habitación de Deidara xD)

Atrapada con los AkatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora