- Déjame, que es domingo- protesté con tono caprichoso por la mañana, sacudiéndome de encima la mano que me movía para hacerme levantar.
- Concretamente son las siete y tienes una hora para prepararte- rio una voz que no era la de mi madre-. Hoy es tu primer día, ¿recuerdas?
- Ups...- me levanté como un resorte, saliendo casi de un salto de la cama y aguardando a que Pain se fuera de mi cuarto para comenzar a vestirme.
Media hora fue suficiente para tener todo listo. Ya estaba vestida, peinada, arreglada y la mochila ya la había dejado en el recibidor, al lado del perchero de la entrada. Luego fui a la cocina a desayunar.
Me serví cereales de chocolate con leche fría y me senté en el extremo más alejado de los demás, aún con mi fuerte timidez. No había cosa que me gustara más que los dangos, el chocolate y la carne.
Devoré mi tazón de leche a toda prisa sin darme cuenta, ya que estaba muy nerviosa y asustada por lo que me aguardaría en el campus. Por algo me había decidido estudiar en casa...
- Vamos ya- dijo Pain a las ocho menos cuarto, tomando su mochila y abriendo la puerta principal.
Salimos todos juntos, y yo era incapaz de alejarme del grupo que los chicos formaban. A pesar de que no podía parar de temblar por mis secuelas emocionales, en ese momento era lo que más seguridad me aportaba.
Fue entrar al enorme recinto del edificio educativo y todo el mundo empezó a mirarme raro. Normal: si conocían a esa hermandad, ¿qué diablos pintaba una chica con ellos?
Ignorando por completo cualquier comentario para evitar empezar de nuevo, avancé con los Akatsuki, aunque me detuve un segundo para estornudar (yo estornudo como un gatito).
- ¿Qué te pasa, nueva? ¿Eres alérgica a la belleza?- se burló una chica de pelo rosa que iba con otra de pelo rubio y similar al de Deidara. La miré mal. Esta vez, aunque ella hubiera dicho un comentario primerizo, no pensaba dejar que se rieran de mí.
- Sólo al tinte de pelo y a la silicona- le repliqué, llamando la atención de los que nos rodeaban. En cuestión de segundos ya había un corrillo alrededor de nosotras tres que ignoramos por completo.
- ¿Acaso vas de lista conmigo?- de nuevo la pelirrosa. La rubia no decía nada. Aun así, ambas iban vestidas demasiado frescas.
- No voy de lista, voy de persona inteligente y no de zorra- contesté con indiferencia.
Un profundo "Uhhh..." dio más fuerza a mis palabras.
- Acabo de llegar aquí, no he empezado ni la primera clase, hazme el favor de no provocar una discusión.
- Eres una falsa, nueva. No puedes reírte de mí de esa manera.
- ¿Falsa yo? ¿Tú te has visto el pecho?
- Oye, guarra, ¿de qué te crees que vas? Sólo porque seas hija de dos de los tres Legendarios Sannin no tienes derecho a hacerte la chula.
- Yo no he dicho eso, así que déjame en paz- terminé, dándome media vuelta para encontrarme a mis amigos justo delante de mí. Comencé a avanzar hacia ellos, pero...
- De seguro esa perra sabe usar la misma lengua que su padre.
Me detuve en seco al escucharla. Empezaba la cuenta atrás.
- Y esas tetas que tiene la madre, más falsas que hechas de encargo.
2...
- Sakura, ya basta...- intentó hacerla callar la rubia, agarrándola del brazo. La tal Sakura ni se meneó.
- Si su padre hubiera sido Jiraiya, entonces sí que se merecía llamarse zorra.
Me giré tan rápido que levanté una suave ráfaga de aire, y vi a Sakura sonriendo de lado.
- No hables así de mi familia o lo vas a pasar muy mal, Sakura...- advertí, avanzando lentamente hacia ella. No se movió de donde estaba, y en esas estuvo hasta que me planté a centímetros de su rostro-. No conoces a mis pades ni a mi padrino, así que cállate o...
Un ruido seco rompió el ambiente, y mi cabeza se torció a un lado. Me había abofeteado.
Definitivo. Hoy alguien iba a morir.
Sakura alzó de nuevo la mano, esta vez con el puño cerrado, pero cuando estuvo a milímetros de romperme la cara, atrapé su puño con una mano y apreté hasta que sentí sus huesos crujir y sus piernas flaquear. Seguí apretando y la hice gritar de dolor.
- He dicho- solté su mano al darle una patada en el vientre y lanzarla por los aires a varios metros de distancia- que no hables mal de mi familia.
Avancé de nuevo hacia Sakura y la levanté del suelo agarrándola por la garganta, estrángulándola. Se quedó colgando de mi brazo, mientras yo lo estiraba hasta arriba del todo.
- Vuelve a pegarme y entonces sí que habrás firmado tu sentencia de muerte, ¿me has oído, Sakura?- fruncí el ceño, emitiendo un grave siseo de garganta y medio sacando mi larga lengua en un gesto adversativo.
Sin esperar respuesta la dejé caer al suelo y me froté la mejilla dolorida, avanzando hacia el edificio de clases y dejando atrás al corrillo de curiosos, que ahora me miraban incrédulos, y a Sakura, quien llamaba a una tal Ino para que la ayudara. Luego me enteré de que Ino era su amiga la rubia.
Había empezado mitad bien mitad "bien": la parte "buena" era que en mi primer día, y antes de clase, ya había tenido una pelea. La parte buena, que al parecer yo era la única chica que se había atrevido a desafiar a Sakura y había vencido sin salir peor.
En fin, un buen comienzo... a medias.
(En la foto, Sakura e Ino. Jejeje... Sin querer la foto captó a la perfección cómo es cada una en la historia: Sakura agresiva e Ino tranquila)
ESTÁS LEYENDO
Atrapada con los Akatsuki
Fanfiction¿Has sufrido abusos y acoso durante la escuela? ¿Eres tímida y te da corte hablar con chicos guapos? ¿No te gusta que te vean inocentona? Entonces nada mejor que obligarte a entrar a una universidad donde hay abusadores y abusadoras por un tubo, y q...