03: El Mal

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COLE'S POV

-¡Jai---ya! -Mi oz cortó el aire, justo un centímetro arriba del muchacho. -¡Toma esto! ¡Y esto! ¡Agh! -Un golpe, y otro, y otro, cada uno acompañado de un pie para avanzar, mi rival sólo podía retroceder y bloquear temeroso los golpes con sus nunchakos -¡AAH! ¡Y ESTO! -La hoja se clavó en la tierra justo entre las piernas de mi oponente, una pequeña oleada de tierra se levantó en todas direcciones, y Jay salió volando con ella.

Dejé el arma en el suelo y fui a levantar a mi compañero, quien ya tenía el cabello cubierto de tierra.

-Lo siento Jay, -le extendí una mano -creo que me sobrepase un poco.

-Agh, ¿tú crees? -dijo sacudiéndose el cabello una vez de pie.

Ya no era un secreto que todas las mañanas practicábamos con las armas que habíamos conseguido en el pueblo. Era como un pequeño detalle que nos dimos a nosotros mismos, sólo para que la parte de Ninjago que aún vivía en nosotros no se desvaneciera por completo.

Así eran todas las mañanas desde que llegamos, excepto en días festivos. Pero me parece que los únicos que entrenaban bien éramos Jay y yo. Nosotros siempre entrenábamos afuera de la casa, justo al costado del bosque, pero Zane entrenaba a mediodía, Lloyd me parece que no hacía nada, y Jannet...bueno, no sabía de ella últimamente.

Sólo había un pequeño problema.

-¡Con un demonio, lo que me faltaba! -exclamó Jay viendo una rajada en la camisa bajo la axila -¡Esta tela barata se rompe! ¡No es para entrenar!

-¿Qué esperabas? ¿Un traje ninja?

-¡Pues...SÍ! ¡Ughhhh! -lanzó las manos al cielo fue a recoger los nunchakos del suelo -Agh, ¿por qué todo tiene que ser tan horrible?

-No...yo no creo que sea tan horrible.

-¿Estás seguro? -Jay volteó a verme enarcando una ceja de forma sarcástica.

-Mmm...sí, tienes razón, ha sido muy horrible.

-Ya lo creo. En fin, -su expresión cambió a una preocupado -enserio me asusté cuando ése tipo te rajó el pecho con el shuriken.

-Sí, eh, bueno... todo está bien. -Me di la vuelta para ir a desclavar mi oz.

-¿Estás seguro? Eso de que...

Sostuve la oz frente a mí, viendo hacia Jay. Pegué la palma de mi mano al filo verdadero de la hoja, y me rasgue la piel.

Fue doloroso, habría jurado que el corte me alcanzó hasta el hueso. Una línea de sangre se formó rápidamente, pero tan pronto como en un parpadeo, la sangre se secó y la piel volvió a unirse. Mi mano quedó como nueva.

-¡Iuk! -Jay retrocedió -¡Ya te dije que odio que hagas eso!

-Y ya te dije que yo odio poder hacerlo. Tener el ADN de Dylan corriendo por mi cuerpo no es algo muy... -observé mi mano, como si pudiera ver la corrupción a través de mi piel -...satisfactorio.

-Bueno, no es tan malo. -Jay sonrió. -¡Eres prácticamente un inmortal!

-Yo...no estoy muy seguro de eso, Jay.

-¿Ése disparo te mato, no? Cuando Xander te clavó la misma daga con la que trató de matar a Dylan, su ADN demoníaco se combinó con el tuyo y reviviste. Desde entonces cada herida se te cura al instante. Llámalo como quieras.

-Pero Jay: Ya no es lo mismo. ¿Viste cómo me corté la mano? Hace una semana la curación era instantánea.

-A mí eso me pareció muy instantáneo -dijo señalando mi mano.

Ninjago III: The Mindnight EndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora