Ninjago III: The Mindnight End

09: ¡Imprevistos!

KAI'S POV

Aunque no pudiera sentir dolor alguno, pude ver como mis nudillos se tornaban más blancos de lo que ya de por sí eran.

En circunstancias normales, la rugosa superficie del árbol hubiera dejado marcas en mis manos, y seguir sosteniéndome de este modo no sería para nada reconfortante.

Pero era un vacío, y mis palmas no sentían dolor alguno al rozar con tanta brusquedad la rama que escogí para hacer barras.

-¿Cuántas veces te has caído de ahí? -preguntó una voz a mi izquierda.

Xander, un chico medianamente alto, cuyo aspecto daba a reflejar que había sufrido el mismo lastimoso destino que el mío, se encontraba recargado en el tronco del árbol, observándome con sus enormes ojos grises.

Ya sabiendo a qué se refería, bajé la mirada, encontrándome a mí mismo balanceado sobre lo que era un abismo de profundidad. El barranco no tenía ningún río del que pudiera apreciarse una hermosa vista, pero sí una notable caída. Una muy dolorosa.

Y yo, estaba colgado de la única rama sobresaliente de un árbol al borde de lo que para algunos sería un triste final.

-Un par -contesté.

-¿En serio? -enarcó una ceja, cruzado de brazos.

-Suelo aburrirme estando aquí. Entonces...sólo me suelto y...caigo.

-No me digas...

-Es entretenido. Así puedo sentir que vuelo.

De repente Xander pareció interesarse mucho más en el tema. Se descruzó de brazos y se acercó para asomarse por el borde.

-¿De verdad? -siguió observando el vacío -¿Podría...intentarlo?

Conocía a la perfección la situación de Xander; o más bien: nuestra situación.

Llevábamos poco más de un mes siendo inmunes a lo que sea. No podíamos sentir dolor alguno, o lastimarnos, y ya era una charla normal para nosotros hablar de nuestros actos suicidas.

Prácticamente era nuestro único (y del que menos me siento orgulloso) método de diversión. Sin embargo...todo lo bueno acababa para nosotros de madera muy rápida, y aquellas acciones "entretenidas" se transformaron en estupideces con el paso de las semanas.

Aún así, ninguna de todas aquellas caídas absurdas se comparaba con ésta.

No pensabas en cómo iba a tronar tu cuerpo al impactar con las rocas, sino del viento rompiendo contra cada parte de ti,arrugando tu ropa.

Era de cierto modo increíble ver todas las cosas diminutas incrementando de tamaño; te sentías más liviano que una pluma, y una enorme pizca de adrenalina corriendo por tus venas.

Pero no tenías miedo.

Nada te aterraba.

Al fin y al cabo, no tenías nada que perder.

No si eras nosotros.

Ésa pizca de adrenalina se había vuelto algo muy raro en nuestras vidas. Con obviedad Xander se interesaría en sentirla.

-Claro -hice un gesto con la cabeza, invitándolo a subir.

-Ahm... -se sujetó las manos sobre su regazo, y miró al suelo -¿Me ayudarías...?

Casi olvidaba que Xander no era una persona muy atlética, más aún para alguien de su estatura se le haría difícil saltar y sujetarse de la rama.