12: Un Enemigo Manipulador

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JAY'S POV

Fue tan rápido como un chasquido. Apenas vi el fuego surgir entre el metal, me llevé ambas manos a la nuca, girando sobre mis talones mientras gritaba "¡Cúbranse!" a Derek y a Leyla. Un segundo después, la parte delantera del extraño vehículo estalló; se levantó en el aire, y un montón de pequeños escombros salieron hacia todas direcciones.

La pirotecnia roja había sido lanzada por el mismo tipo que había saqueado el cajero de esa estación de servicio a un lado del camino. Detrás del tronco, los dos mellizos rubios y yo nos asomamos, sólo para presenciar cómo otra carreta con motor acudía al rescate de su compañero.

-¡Hey! -les grité desde donde estaba, lanzándoles maldiciones con el puño.

-¡Mira! ¡Ahí te faltó uno, Donghu! -señalaron con diversión los enmascarados.

El tipo de la pirotecnia se volvió, sacó un arma de fuego del cinturón y disparó al tronco.

Leyla me jaló para que volviera a ocultarme.

Desde ahí, cuando los disparos cesaron, pudimos oír las risotadas del equipo de malignos irse en su chatarra móvil.

-Ou -me llevé una mano a la frente -. Creí que las pistolas no existían en este reino.

-No lo hacen -dijo Derek.

-Y tampoco lo hacían los autos, la gasolina es ilegal -proporcionó Leyla.

Volví a sacar la cabeza por el tronco.

-Eso no es un auto. Es una monstruosidad mecánica.

LLOYD'S POV

Los tres dragones surcaban el cielo de Saol Maithland. Era media mañana cuando los seis nos dirigíamos por segunda vez a la famosa ciudad de Gile City.

La carta naranja. No era de nadie más ni menos que el mismísimo Líder Ceannaire, el Guía y la voz de mayor peso de todo el reino. No podía creer que nos llamara, teniendo en cuenta de que yo no le caía para nada bien.

No sé por qué algo me decía que hoy sería un día muy pesado. Había amanecido en el bosque con la sensación de hormigueo en el estómago de que algo grande iba a ocurrir pronto.

Qué suerte que pasamos a casa con Esmeralda por un desayuno mañanero antes de irnos en los dragones. Aquella parada también había servido para dejar a Xander con la peliverde; la razón no era sólo porque él quería quedarse con la excusa de que estaba cansado de tanta aventura riesgosa, sino que la mayor razón de que dejáramos que se quedara fue porque realmente ya no había cupo para él en los dragones.

Sólo cabían dos por dragón: Cole y Jannet juntos, Zane y Oliver en otro (gracias a los dioses), y siendo que Kai parecía haber perdido su poder desde que se convirtió en un vacío, él iba conmigo.

Y no me molestaba para nada. De hecho, su compañía era cómoda, como en los viejos tiempos. Pero, si le rebuscaba cuántas cosas habían cambiado desde entonces, la cosa se tornaba un poco oscura, y me hacía querer salir de ahí.

-¡Entonces dime Lloyd: ¿Cómo es que el tipo que te odia te pidió que fueras a su oficina?! -Cole tuvo que gritar para hacerse oír entre el viento.

Jalé las riendas de mi dragón, la bestia verde sobrevoló un edificio, luego tuve que tirar a la izquierda para esquivar otro.

-¡No lo sé! ¡Tal vez sea una invitación de disculpa! -respondí.

-¡¿Una invitación de disculpa?! ¡¿Cómo es eso?! -preguntó Jannet desde el dragón de Cole.

Odiaba tener que estar gritando, con o sin máscaras ninja, el viento hacía que se te secara la boca.

Ninjago III: The Mindnight EndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora