16: Hasta El Portal

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WILLIAM'S POV

Había algo, en lo que desde siempre había sido bueno. Y era ser fan.

Estaba obsesionado con las historias de Ciencia Ficción, los comics, libros, y películas.

Recuerdo a mi madre decirme que estaba bien, que era bueno ver las cosas desde otros puntos de vista, que era bueno armarse de valentía, pero sobre todo, era importante que aprendiera de aquellos a quien admiraba.

En mi cabeza siempre hubo una gran confusión de quién era yo realmente. Lo único de lo que estaba seguro es que tenía un enorme amor por aquello que consideraba imposible.

Fritz Donnegan, héroe espacial y cuya cara ocupaba el 90% de las paredes de mi cuarto, había dicho en el capítulo 33, minuto siete con cuarenta y tres segundos, que los cables verdes de la nave los salvarían de una liberación indebida de energía.

Ya no estaba escondiéndome en la lavandería. No era un prisionero de un rey malvado, y tampoco era un historiador miedoso.

Era Fritz Donnegan, encerrado en un cuarto de mantenimiento, arrancando del sistema dentro de las ballestas eléctricas el tan apreciado cable verde.

Capítulo 18, minuto diecisiete con treinta y un segundos, cuando el comandante Kiflin le enseñaba a un recluta cómo funcionaban los cables del blaster, éste dijo que que los azul oscuro, negro y rojo, servían para llevar la corriente eléctrica.

Dos cables, uno rojo y uno negro. Yo, siendo Fritz Donnegan y teniendo una cuchilla en la mano, corté ambos, y comencé a descarapelar el aislante de color que los cubría. Una vez terminé, no se podía distinguir cuál había sido negro y cuál rojo. Los enrredé.

Fritz Donnegan decía que de donde él venía, el miedo no era existente. Mamá, antes de morir, me dijo que si podía creer en que era valiente, lo sería.

No tenía nada por que luchar. Cometí errores, y me metí en problemas. Yo era de los que se suponía sólo debían ver y observar, pero...aquí estoy, haciéndome pasar por un personaje de cómic.

Volví a atornillar la tapa de la ballesta, me puse de pie, llevando el arma sobre mis brazos.

Los que no tienen por que luchar, no deberían hacerlo.

No sabía si hacía esto para no sentirme tan inútil o para terminar con todo de una vez.

Ya no quedaba nada para mí en ninguna parte, aquel mundo real y aburrido al que alguna vez llamé hogar no volvería a existir jamás.

Tampoco había modo de que saliera vivo de ésta. Había situaciones tan grandes, que personas normales, como yo, no las podemos sobrellevar.

Fritz habría pateado esa puerta y hacer lo que le tocaba. William, podía o no salir a hurtadillas y tratar de hacer algo estúpido.

Era imposible que las cosas me salieran bien, no estaba hecho para esto. Aún así, y después de todo, yo amaba lo imposible.

Ya estaba aquí, lo que tenga que pasarme, me pasará, y en lo que tenga que equivocarme, lo haré sabiendo que en serio traté de no hacerlo.

KAI'S POV

Cole estaba molesto. Cole sabía que lo sabíamos. Cole quería que los guardias también lo supieran.

A los tres nos habían puesto esposas y sacado del área de celdas hacia quién sabe donde. Me daba curiosidad, y ganas de comenzar una rebelión: ellos sólo eran dos, y nosotros tres. Fácilmente podríamos superarlos, pero desconocía sus habilidades con las armas que apuntaban a nuestros cuellos, las esposas eran otra desventaja.

Ninjago III: The Mindnight EndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora