10: La Ciudad de las Nubes Quemadas

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LLOYD'S POV

En todos estos años, nunca me había vuelto a sentir dentro de ese infernal volcán. Mis ojos estaban presentes en el agujero del techo de madera por el que había caído, y mis pulmones eran consientes de que el aire estaba intoxicado. Pero yo no me encontraba ahí.

Yo estaba en una jaula, atrapado entre las barras de acero y la lava creciente que amenazaba mi supervivencia. Era ese el momento en el que mi malvado padre llegaba y me sacaba de apuros, sólo para que más tarde me viera nuevamente al borde de la muerte, tambaleándome en una roca caliente que se hundía por segundos.

Ésta vez, Kai no me salvó, sino Jay.

El pelirrojo había llegado corriendo a mi lado, agitándome para que saliera de mi trance y tomar consciencia de lo que estaba pasando.

La cabeza me daba vueltas, y aunque la razón me dijera que corriera, el resto de mi cuerpo me rogaba lo contrario.

Dos pares de brazos se ayudaron para cargarme: Jay los brazos, Derek las piernas.

Mientras era rápidamente sacado de la casa en llamas, pude guardar recuerdos borrosos de Zane intentando apagar el fuego con su hielo, y Cole, Jannet y Leyla pasando por mi lado.

Antes de perder el conocimiento otra vez, me percaté en efecto que no estaba respirando; pero para siempre recordaría el sonido de la estructura desplomándose detrás de nosotros.

*-***-*-*-*-*-*-*-*

-¿Seguros que está respirando?

-Que .

-Tú callate Jay, no sabes nada.

-¡Oye! ¡No me...

-¡Shh! ¡Creo que está despertando!

El primer rostro que me recibió fue el de Leyla, seguido de Jay, Cole y Jannet de un lado, con Zane y Derek del otro. Mis ojos parpadearon mirando al rededor, dándome cuenta de que no estaba en alguna habitación desconocida como me esperaba, sino que estábamos afuera.

El cielo estaba oscuro y plagado de estrellas detrás de las cabezas de mis amigos. Era una noche de en sueño como ninguna otra que hubiera visto; de algún modo me sentía más cerca del espacio, admirando cómo el cinturón de asteroides resaltaba con sus irresistibles colores la noche.

Aún olía el olor de algo quemado, el bullicio en algún punto lejano que no podía ver.

Estaba de espaldas a una pared de piedra blanca, mis amigos me rodeaban, sentía un dolor punzante en el lado derecho de la frente, y...aún no sabía dónde estaba.

-Chicos, ¿qué está pasando? -pregunté sentándome, intentando ubicar el lugar en donde estaba.

Fue cuando me di cuenta que el suelo había sido sustituido por nubes.

-Te diste un buen golpe en la cabeza, Garmadon -comentó Jay sonriendo.

-No es gracioso -Leyla le dio un codazo.

Ninjago III: The Mindnight EndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora