Se sentía jodidamente cansado, no había dejado de llorar desde que llegó a casa y lo único que hacía era preocupar más a sus padres y a su padrino. Kreacher se había negado a hablar con alguno de ellos y Armus se lo agradecería de sobremanera, pero eso no amortiguaba su dolor. El dolor de la traición era algo que nunca pudo soportar y en ese momento era uno en los peores dolores que había sentido, prefería mil veces tener cinco crucios en él que el conocimiento de quién era su pareja.
Sintió como su papá le pasaba la mano por sus cabellos, o cómo Sirius se acurrucaba a su lado como Canuto, sin mencionar que Remus lo había llenado de diferentes tipos de chocolates a su alrededor... pero no podía, aun con el apoyo de ellos, no podía. Les había puesto en peligro. Había tomado una muy peligrosa decisión... Y dolía.
—Aquí estamos, Orión —susurró Regulus en su oído, acariciándolo con ternura y adoración. Armus siempre se había sentido bien y cuando sus padres le llamaban Orión, recordaba a su abuelo... y eso lo hacía sentir realmente en familia—. No nos iremos, querido.
Armus sollozó ante esas palabras y Canuto raspó el piso con sus garras, gimiendo al ver a su hijo en tal estado.
—Amito Orión debe comer —comentó Kreacher pasándole una pequeña sopa. No dudaba que ésta tuviera una poción tranquilizadora, pero el hecho no le molestaba.
Estiró las manos y agarró la sopa, empezando a comerla segundos después. Cada sorbo le calentaba el pecho con cariño, ésa era la misma sopa que Kreacher le había hecho el primer día que pisó Grimmauld Place, esa fue la primera comida que probó estando en familia, tal vez no estaba Regulus, pero desde ese día ya no se sentía solo. Solo, como en ese momento se sentía.
No sabía si reír o llorar, Tom le había arrebatado su estúpida fobia... sólo para agrandar más el miedo, era algo tan irónico que no sabía qué hacer. Quería pararse y salir a buscar a su Tom, pero la mentira seguía palpitando en su mente. Sí, tal vez no era buena idea presentarse como Lord Voldemort frente a él, pero no era razón para mentirle tan descaradamente, para hacerlo sentir en el cielo cuando caminaba de la mano de un demonio. Fue un completo tonto al pensar que las palabras de aquel libro eran correctas, sólo era una simple excusa para conseguir lo que quería.
Se terminó la sopa con rapidez, la cual no tenía alguna poción, algo que reconfortó, por alguna rara razón, a Armus. Le hacían sentir humano en ese momento, como si estuviera vivo, y no era algo malo. Se sentía jodidamente bien, una combinación extraña de estar completamente incompleto. Debía admitir que se sentía débil, pero tenía a su familia con él, por mayor que fuera sus ganas de estar entre los brazos de Riddle.
—Orión, ¿pasa algo? —preguntó Remus agarrando sus manos y acariciándolo con cuidado— He mandado una carta a Dumbledore informando que te quedarías en casa por asuntos personales, así que no te preocupes por nada. Estamos aquí ahora y tú estarás con nosotros.
—Totalmente seguro —afirmó Regulus sonriendo.
Armus sonrió ante eso. Seguro. Esa palabra era lo que quería en ese momento. Seguridad. Algo que ya no podrán tener cuando el Señor Oscuro estaba afuera sabiendo cada cosa de su vida. Había jodido la vida de su familia.
Armus recargó su cabeza en el hombro de Regulus y miró a Kreacher con desaparecer y aparecer nuevamente, aunque la última sin el plato que antes había sostenido en sus brazos.
—Kreach, ¿podrías ir por Ómorfos? Lo dejé en Hogwarts... Hogwarts —repitió dirigiendo su mirada al piso.
No podía regresar a su querido lugar, no con un monstruo recorriendo sus pasillos, ¿qué haría Riddle en el hermoso castillo? Ya no estaba él en el camino, ahora sólo faltaba Albus Dumbledore... Tal vez trataría de matarlo en algún momento para así tener el poder, pero, realmente, ya nada importaba. Se lamentaba por el peligro al que había expuesto a su familia, pero algo le faltaba, era como si todas las emociones hubieran desaparecido o habían perdido su significado.
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Nuestros destinos.
FanfictionNo sólo las criaturas mágicas tienen parejas destinadas. Toda la verdad se encuentra en ese libro prohibido, escondido de cualquier mirada curiosa desde que el ministerio lo prohibió un día después de su creación... ¿Qué pasa si alguien descubrier...