Miró toda la habitación tratando de reprimir el vacío que reinaba dentro de su pecho. Los chicos dormían con normalidad desde hace dos días atrás como si no hiciera falta el jefe del grupo, Draco casi lo mata cuando se enteró que Armus no iría a clases por problemas personales, todo apuntaba que el desgraciado de Sayre tenía la culpa de que su mejor amigos no estuviera yendo a la escuela, aunque no intentó nada en ese transcurso.
Tom suspiró arreglando sus cosas para el inicio de clases, aunque no tenía la mínima motivación para que sus maestros tratasen de explotarle, mucho menos quería aprender algo que ya sabía desde hace más de cincuenta años, era frustante, la única razón por la que iba a estudiar -o repasar- era porque su pequeña estrella brillante se encontraba acompañándolo en esos momentos, pero no estaba... peor, lo más seguro era que le odiase en esos instantes.
Agarró su mochila y salió para el Gran Comedor, tal vez con un poco de comida en el estómago se sintiera mejor, aunque sabía que la idea sólo le daría como resultado terminar devolviendo todo en un baño mientras se lamentaba de la vida. Desde que no tenía a Armus comiendo a su lado, sonriéndole o dándole el amor que nunca nadie se había preocupado por darle no tenía ningún motivo tratar de alimentarse correctamente. Al principio pensó en el dicho muggle, "panza llena, corazón contento", pero de nada servía tener la panza llena si su corazón no estaba a su lado, era algo ilógico. Necesitaba a Armus más que el oxígeno que le hacía seguir con vida. Lo necesitaba más que la propia magia que corría por su cuerpo.
Quería explotar. Quería matar, descuartizar, maldecir y torturar a cualquier persona que se pusiera en su camino, quería que Armus le estuviera abrazando y besando como lo había hecho días atrás. Que Armus fuera totalmente suyo, pero no podía. Sí, sabía que el pelinegro seguía siendo suyo, pero de nada servía que así fuera si el menor no estaba a su lado para consentirlo.
Salió de la habitación sin hacer el menor ruido, para luego irse de la Sala Común con rapidez. No quería estar ahí. Quería alejarse de cualquier lugar que le recordara a su pequeño, cosa imposible considerando que todo el mundo hablaba del gran misterio que perseguía a Harry Potter y el porqué de su desaparecimiento.
Si alguien le hubiera dicho que el niño-que-vivió iba a ser su sanctus, su querida y añoraba pareja destinada, él... bueno, él le hubiera creído en el primer momento que aquella loca idea hubiera salido a la luz, porque sí, debía admitir que siempre encontró genial al menor de los Potter, su forma de combatir y de salirse con la suya era totalmente increíble, sin mencionar que su magia era realmente poderosa como para que el niño dorado no fuera un sanctus. Su sanctus.
—Muévete —siseó molesto cuando chocó con un Gryffindor que se interpuso en su andar junto con sus amigos.
El chico miró a Tom con el ceño fruncido, dispuesto a empezar una pelea en el pasillo, cosa que hubiera pasado si no fuera porque la Hufflepuff que le acompañaba negó con la cabeza, deteniendo al valeroso león de iniciar la batalla, cosa que desanimó al Señor Oscuro, quien estaba dispuesto a descargar toda su ira con un estúpido Gryffindor.
Bufó molesto y siguió su camino, tal vez no había nada que hacer sin su Armus ahí. Le mandaría una lechuza al Malfoy mayor para que lo sacara de Hogwarts, ya se encargaría de hacer que alguien le informara si Armus Black regresaba. Así podría hacerse con el ministerio y llegar al poder de una manera más fácil, por más que amara matar a personas ya no lo haría, su querida pareja siempre se molestaba cuando una persona moría por esa guerra, por lo cual trataría de llevar las cosas de la manera más pacifica que pudiera, eso al menos que el estúpido director entrometiera su chueca nariz.
—Sayre —el nombrado sólo bufó molesto al reconocer la voz que lo llamaba—, tranquilo, sólo quiero ser amistoso contigo.
Lentamente, como quien no quiere la cosa, dio media vuelta mirando al Malfoy menor, quien rápidamente le apuntó con su varita con enojo y lo miró a los ojos sin ningún tipo de miedo. Oh, pobre, ¿qué pasaría si supiera que era el gran Lord Voldemort?... Aunque dudaba que eso fuera a detener su enojo, sólo necesitaba elevar un poco su autoestima, después de que Armus le dejara...
—¿Ahora qué? —preguntó cansado, todo el mundo se podía dar cuenta de su poco entusiasmo por seguir viviendo, era más notable que las manchas moradas bajo sus ojos.
—¿Qué le hiciste a Harry? —siseó acercándose a él peligrosamente, como una serpiente acechando otra serpiente.
Esa idea le hizo un poco de gracia al mayor, era obvio que él ganaba, tanto en tamaño como en experiencia, sin mencionar en conocimiento.
—No te incumbe —contestó encogiéndose de hombros—. ¿Podrías bajar tu varita, por favor? No podrías matar a una rata aunque te lo propusieras, no trates de engañarme.
—No pienso matarte, Sayre —contestó con un tono totalmente despreocupado, haciendo que el ojimiel frunciera el ceño con molestia—. Voy a torturarte hasta que estés al borde de la locura si no me dices qué le hiciste a Harry.
—¿Y qué harás después? —retó con frialdad, dándose cuenta que el pasillo estaba raramente desierto, ¿qué había pasado con el Gryffindor y sus amigos? No sabía, pero realmente no le importaba en lo absoluto— ¿Me matarás? ¿Intentarás torturarme realmente?
—Sayre —advirtió.
Tom levantó su mirada mirando fijamente los ojos plateados, encontrando una firme determinación en esos orbes. Tal vez el pequeño Malfoy no era quien lo pensó, tal vez era más leal que cualquier serpiente que haya conocido en todos sus días de vida.
—No te servirá nada saber que le hice —afirmó encogiéndose de hombros—, mejor piensa en cómo ayudarlo. Lo haría yo, pero lo más seguro es que me hechicé cuando me vea.
—¿Terminaste con él? —preguntó con curiosidad— Eso tendría mucho sentido...
—Yo no terminé con él —escupió empezando a dar media vuelta—, fue él quien terminó conmigo, en toda la extensión de la palabra.
Draco miró como el castaño empezaba a caminar lejos de él, como si con unos pasos se podría alejar de la realidad con facilidad, ahí fue cuando lo entendió y sonrió en una combinación de ternura y burla.
—Es extraño —comentó llamando la atención del mayor, quien detuvo su andar con delicadez—, eres la luz de sus ojos, la vida dentro de este desperdicio de tiempo... No creo que lo haya dicho en serio.
Thomas miró hacia atrás con interés, viendo la sonrisa burlona del rubio, quien empezó a dar media vuelta como si no tuviera importancia lo que decía.
—Si mi amor fuera tan grande como el que ustedes sienten por el otro, iría hasta el otro lado del mundo si eso me permitiera estar al lado de mi amada —aseguró empezando a caminar lejos de Tom—. No habría hechizo que me detuviera, ni siquiera una estúpida idea mal interpretada.
Riddle miró como el pequeño Slytherin caminaba lejos de él con la elegancia digna de su apellido, haciéndolo reír por un pequeño momento, ¿quién diría que el hijo de uno de sus seguidores le ayudaría a superarse con una pocas palabras? Negó con la cabeza, debería darle una recompensa a Lucius por haber educado tan bien a su hijo.
Miró la ventana a un lado de él y sonrió al ver el cielo gris que rodeaba el gran castillo, eso era una buena señal, ¿no? Se encogió de hombros, no le importaba en lo absoluto, lo único que le interesaba en ese momento era recordar dónde se encontraba la casa de los Black, Walburga le había llevado una vez de la manera muggle, no creía que se le hubiera olvidado... O eso era lo que esperaba.
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Siento no haber actualizado (y que sea un poco menos que los demás capítulos), trataré de hacerlo con más frecuencia... pero bueno, vengo aquí para invitarles a leer mis otras historias Tomarry... por si no sabían que tenía más xd
Tengo dos One-Shots: Desastre y Destino o Casualidad (este bebé es nuevo 7u7)... Creo que empezaré a escribir más de ellos.
Y tengo cuatro historias más: Un nuevo mañana (terminada), Fuera de Control (historia corta), Disfraz (terminada y es una historia corta) y Vida Renovada.
Espero que se animen a leerlas y que les guste...
No sé cuantas veces se los he dicho, pero... Les amo<3
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Nuestros destinos.
FanfictionNo sólo las criaturas mágicas tienen parejas destinadas. Toda la verdad se encuentra en ese libro prohibido, escondido de cualquier mirada curiosa desde que el ministerio lo prohibió un día después de su creación... ¿Qué pasa si alguien descubrier...