—Black, Armus.
El nombrado sólo pudo luchar contra su sonrojo al oír como su familia explotaba en aplausos y gritos, el único que parecía decente en esa bola de locos era su novio. Tom Riddle se encontraba de pie, aplaudiendo con orgullo y mandándole una mirada que decía que lo festejaría en gran.
Y vaya que Armus esperaba con ansias esa celebración.
Pasó al frente con paso decidido y agarró el pergamino que le daban, para luego seguir con el diploma al mejor estudiante de la generación. El discurso ya lo había dado, logrando hacer llorar hasta a algunos de sus compañeros de Slytherin, por alguna razón esos últimos años habían sido algo divertidos y entretenidos, principalmente porque Regulus decidió ir a presentarse al ministerio, el cual hizo una serie de pruebas antes de activar -por más raro que suene- su nombre dentro de la sociedad mágica.
Los periódicos se centraron en su historia todo lo posible, pero no fue hasta la boda que pudieron saber la verdad.
Ah, sí. La boda.
Boda de Sirius y Regulus Black, a la cual sólo fueron invitados amigos cercanos y familiares -sólo Remus, Kreacher, Armus, la familia Tonks y los Malfoy-, pero terminó asistiendo toda Gran Bretaña mágica, para molestia de los recién casados. De ahí el cambio de su nombre.
Tom había logrado establecer su preciada compañía, cosa que fue realmente fácil. Nadie sabía dónde se encontraba Merope Gaunt, fue sencillo fingir que la pobre bruja murió veinte años atrás, cuando Tom cumplió sus cinco años. Lo único negativo que -según Armus- había, era que su novio había dejado el apellido de su difunto suegro, siendo así llamado Thomas Gaunt, un joven de veinticinco años el cual recién conocía su verdadero origen.
El único ligero problema fue Albus Dumbledore, quien reconoció al instante al cortés joven que se paseaba todos los días por el ministerio, pero, ¿qué se puede hacer cuando el Señor Oscuro tiene a la mayoría de sus seguidores infiltrados en el ministerio? Sin mencionar que muchos de sus antiguos compañeros estaban muertos y Armus había conseguido la confianza de McGonagall a tal punto de conseguir su silencio mientras que no vuelva a matar, según había acordado.
¿Desde cuándo la vida conspiraba para dejar de joderte?
Tal vez todo fue cuando encontró a su pequeña estrella, aunque en esos momentos ya no importaba. Sonrió con orgullo y abrió sus brazos cuando Armus echó a correr hacia él después de la graduación, logrando atraparlo cuando éste se lanzó a su brazos.
—Felicidades, pequeña estrella —susurró en su oído mientras lo cargaba con alegría.
Las personas los miraron con cariño, cosa positiva de su renovada edad, dudaba que fueran muy flexibles si supieran su verdadera edad.
—Eh, yo también quiero un abrazo —se quejó Regulus cruzando sus brazos y haciendo un puchero.
—Y yo —concordó Sirius pasando un brazo alrededor de la cintura de Regulus con posesión, cosa que no pareció molestar al menor.
—Pero yo quiero estar con Tom —excusó Armus abrazándose más al nombrado.
—Oh, entonces no tendrás pastel cuando lleguemos a casa —comentó Remus sonriendo con burla—. Así habrá más para mí...
—¿Lo hiciste tú? —cuestionó el menor mirándolo con intensidad. El licántropo asintió— ¡Remuuuuus! —gritó soltando a su novio y abriendo los brazos hacia su tío favorito, quien lo recibió gustoso una vez que Tom hubo soltado al menor.
—¡Eh! Eso es injusto...
—Ya admite que Armus me prefiere a mí —dijo Remus acercándolo más a sí.
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Nuestros destinos.
FanfictionNo sólo las criaturas mágicas tienen parejas destinadas. Toda la verdad se encuentra en ese libro prohibido, escondido de cualquier mirada curiosa desde que el ministerio lo prohibió un día después de su creación... ¿Qué pasa si alguien descubrier...