La nueva generación de los hijos de la anarquía.
La historia comienza con la protagonista, Raven, llorando sobre la tumba de su madre. Así es como descubre quién es su padre.
Raven llega a Charming y es para quedarse, que su padre sea el presidente...
—No es posible.— sentada a los pies de la tumba de mi madre no pude evitar tener algo de rencor.
¿Cómo podía haber sido capaz de ocultar algo así? No supe quién era mi padre hasta aquel día.
Mi madre había muerto mientras trabajaba (ella era policía) y unas horas más tarde recibí su testamento, solo en ese papel se atrevió a confesar que mi padre estaba en Charming y que si deseaba conocerle debía preguntar por ''Chibs''.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me subí al primer bus con destino a aquel pueblo casi inhóspito y aquí estoy, buscando a mi papá, como Marco (si la madre de Marco hubiese sido miembro de un club de motos).
—Hola, ¿podría ayudarme a encontrar a alguien?— sonrío inocentemente a aquella señora con niños correteando a su alrededor.
—Claro que sí cielo, dime a quién buscas.— es agradable recibir la misma actitud.
—Verá, estoy buscando a Chibs.— ni siquiera estoy segura de pronunciarlo bien.
—¿Le conoces?— sus cejas se hundían con el puso de la confusión. Aún así siendo todo lo ilusa que puedo, asiento.— ¡No sé qué ha hecho Charlie pero lo arreglará!— la histeria lanzó sus cejas hacia arriba.
—Señora, yo...— antes de poder decir algo más ya huía tirando de sus criaturas.
—¿Por qué le buscas?— un chico rubio con chaleco de cuero suelta su moto para llegar hasta mí.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Dónde puedo encontrarle?— no me interesa especialmente estar cerca de gente que lleva un arma y tatuajes de banda.
—Una vez más, ¿por qué le buscas?— intento ignorar la posibilidad de que ellos tengan algo que ver.
—Olvídalo, le encontraré por mi misma.— doy media vuelta para buscar a más señoras afables a las que aterrar con mis preguntas.
—No sabes quiénes somos ¿verdad?—una sonrisa suya trataba de convencerme.—Sube.— señala la parte trasera de su moto mientras él monta.
—Eh...—¿cómo decirlo con delicadeza?—No.—señalo la comisaría de policía que está justo en frente.— Preguntaré allí mismo.
—Ni hablar.— agarra mi brazo y noto un cañón de pistola en mi espalda.— Vamos a ver a Chibby.— no puedo negarme con una semi-automática de su lado.—Ahora, sube.
