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—Soy Thomas, por cierto.— ríe al frenar delante de la casa.

—Púdrete.—murmuro arriesgando mi vida, este carácter acabará matándome.

—¿Qué traes aquí, Thommy?— aparece un hombre de ojos azules y pelo revuelto como bienvenida.

—¿Qué traes aquí, Thommy?— aparece un hombre de ojos azules y pelo revuelto como bienvenida

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—Ella andaba buscando a Chibs y amenazó con ir a la policía.— en cuanto deja de apuntarme con el arma me alejo para llamar por teléfono, necesito que alguien me saque de aquí.

—Woe, wow, wow.— él viene hasta mí y me quita el móvil de las manos.— Deja eso querida, yo te llevaré con Chibs.

—Ten cuidado con ella Tig.— ríe el rubio antes de irse sobre ruedas.

—Chibby, alguien te está buscando.— dice al llamar a la puerta.

No presto mucha atención al sitio pero aún así veo una barra de bar y una pared con la caras de los miembros de lo que supongo que es un club.

—¿Quién?— de la a parte sala escapa una nube de humo con olor a tabaco y Chibs.

Un hombre alto, con una marcada cicatriz en la parte inferior de la cara.

—Joder...— no esperaba esto pero, mi padre da miedo.

—¿Quién eres tú?— su voz tiene ese toque parental que nunca había oído realmente.

—¿Puedo hablar contigo a solas?— él asiente abriendo las puertas de la sala.

—¿Quieres algo de beber?— niego con la cabeza sin poder dejar de mirarle.—Pues dime, hija.—abro los ojos hasta que casi se me caen de las cuencas.

—De eso se trata, mi madre ha muerto y hay un secreto que no se pudo llevar a la tumba...— me cuesta bastante contarlo al ser tan reciente.

—Podemos ayudarte a pagar las deudas.— cruza las manos pensativo.— Si necesitas trabajo te lo daremos.

—¿Trabajo dónde?—por un momento olvido con quién estoy hablando, al fin y al cabo la herencia no me va a durar toda la vida.

—Ya sabes, en Diosa o en las películas.— deja unas cuantas tarjetas y folletos sobre la mesa.

—¡No!—grito ofendida levantándome de la silla.—¿Cómo puedes decir eso?— él levanta una ceja sorprendido y Tig entra rápidamente para apuntarme con una pistola.

—¿Qué está pasando?— después de todo, no soy tan inofensiva.

—¡No puedes proponer eso a tu hija!— pensaba decirlo con más delicadeza pero mi mal carácter ataca de nuevo.

El legado de los hijos de la anarquía (Sons of anarchy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora