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—¡No!— grita él en un tono al que habría obedecido normalmente, pero la amenaza nazi me preocupa más.

—Es lo que quiero, mi vida es la que está en peligro así que no pienso dejar que otros luchen por mí.— me levanto de la silla y los dos quedamos a la misma altura.

—He dicho que no.— si pretende convencerme con solo eso, está claro que no me conoce.

—Podríamos votarlo.— dice Abel y Chibs le lanza una mirada heladora como respuesta.

—Tú no te metas.— a diferencia de mí Abel sí que se da por vencido.

— Voy a hacer lo que yo quiera.— por primera vez parecía escucharme de verdad.— Hablaré con el jefe de los arios, con o sin tu apoyo, tú decides papá.

—Reúne a todos los hijos de la anarquía y lo votaremos.— gruñe dirigiéndose a Abel.—Espero que sepas lo que haces.— me dice a mí.

—Chibs,— intento detenerle y él me escucha.— quiero una pistola.

—Toma.— deja una semiautomatica en mis manos, me gustaría concretar más el modelo pero no tengo ni idea de armas.— Ten cuidado.— sonríe una vez más y se mete en la sala.

—Seguro que no sabes usarla.— no me doy cuenta de que Tig está ahí hasta que habla.

—¿Pretendes enseñarme?—mi plan era buscar un tutorial en YouTube.

—¿Por qué no?

El legado de los hijos de la anarquía (Sons of anarchy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora