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Tengo que conseguir una moto porque ser la única que viene en autobús hasta el garaje es ridículo.

— Hola Rat.— le saludo sonriendo, un café me alegra la mañana es mi cocaína.

— No te puedes imaginar la que has liado.— señala el edificio y apaga el cigarrillo que está fumando compulsivamente.— Date prisa.

Entramos en la parte de la barra de bar y los gritos son exagerados.

—¡Te has tirado a MI hija pedazo de...!— tengo que apartar a un par de hijos de la anarquía para llegar hasta ellos.— Oh... hola cielo.— dice Chibs fingiendo que es inocente.

— Me tenéis que estar vacilando.— al ver a Abel en el suelo todo magullado mine doy cuenta de que le he mentido a Wendy.— Joder...— como doctora, sé reconocer cuando duele una herida y las suyas eran bastante jodidas.— Esto tiene mala pinta.

—Tiene razón, ha sido culpa mía.— dice él escupiendo sangre muy dramáticamente.

—Oye, ya sé que eres mi padre, pero con quién me acueste o no es solo decisión mía.— grito deseando que el resto de la gente se vaya.

—Pero él...— parece que no lo había pensado hasta ahora.

— Solo mía.— digo mientras le ayudo a levantarse para ir a un botiquín que ya había visto antes, aquí suelen acabar heridos.

El legado de los hijos de la anarquía (Sons of anarchy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora