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—He preparado una excursión.— susurra Abel un mi oído al abrazarme por la espalda.

—¿Es obligatoria?— bromeo y él me abraza más fuerte.

—A ver, Sid y Nancy, ¿podéis parar?— Happy nos separa.—Va a empezar la reunión, os quiero en sillas separadas.

¿Por qué todas las parejas con las que nos comparan acaban muertas?

—Silencio.— Chibs lo dice y así se hace.— Los Mayas quieren conocer a Raven.

—¿A mí?— ¿por qué yo? Esperad.— ¿Por qué yo?

—Porque son muy tradicionales y van a necesitar conocerte.— algo no me convence.— Si no supiera que estarás bien, no te lo diría.— al fin y al cabo, si no me fío ni de mi padre...

—¿Para qué estamos aquí los demás?— pregunta Thomas, tiene el cuello manchado de carmín pero no parece saberlo.

—Porque todos estamos invitados.— da un trago a su vaso de whisky y lo deja vacío sobre la mesa.— De acuerdo, chicos, os quiero a todos en esa fiesta.

El murmullo general está a favor.

—Vale... ¿algún voluntario para el intercambio con los Niners?— me habría presentado, pero esto es California y hace un calor de la hostia. Resumiendo, no me apetece derretirme en mitad de la nada.— Pues elegiré a los voluntarios forzosos.— comienzo a hacer planes mentalmente para esta tarde.—Raven.— ¿QUÉ? — Y Thomas.

—Papá, ¿por qué yo?— estoy harta de esa pregunta.

—Porque te veo un poco pálida, no olvides ponerte crema solar y conseguirás el moreno perfecto.— obviamente es solo una excusa.

—Iré con vosotros.— dice Abel.

—No, tú vendrás conmigo.— es posible que aún no haya aceptado del todo nuestra relación.

—¿Dónde vamos?—pregunta Abel en un tono inocente.

—Lejos de mi hija.— parece que mi padre no ha aceptado la relación.

El legado de los hijos de la anarquía (Sons of anarchy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora