Capítulo 10

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— No Haymitch. No iras con nosotros por Lexie —le repitió Effie por cuarta vez, mientras hacia otro rizo con la tenaza.

Después de una ducha satisfactoria, ella se encontraba en una bata de lana, sentada enfrente de su peinador, dando los últimos retoques a su cabello seco. Haymitch se encontraba acostado en la cama matrimonial, cubierto con una sola toalla en su cintura, esperando la nueva ropa que su esposa pidió para él. Su cuerpo aún estaba húmedo e igual que el cabello. La rubia no le replicó, iba a cambiar las sabanas en cuanto este se fuera.

— Solo voy acompañarlas, juro no decir ni una palabra, preciosa. Quiero verla.

— No, entiende. Lexie no te quiere ver, dale tiempo.

— Pero si tal vez trato de...

— ¡No! —se giró a verlo, cansada de explicarle— Entiende que es una adolescente, debe tener muchos sentimientos encontrados. No te quiere ver y no la culpo después de todo. Solo dale tiempo, no la presiones ni menos si está herida físicamente.

»No sabes el susto que me dio cuando la encontré tirada enfrente de las escaleras y no respondía.

— ¿Que le pasó? A mí solo me dijeron que estaba en el hospital por una caída en las escaleras. ¿Tan fuerte fue el impacto?

Ella regresó a su peinador, y tomó otro mechón de su cabello.

— Al parecer fue fuerte la caída. Se astillo la muñeca y se lesiono el cev, cevi.... Bueno, se lesiono el cuello. Algo así le entendí al doctor de pediatría.

— Se nota que le pusiste atención, preciosa.

— Calla, lo único que quería era verla. Desde que se había caído de las escaleras, quedó inconsciente y decían los doctores que, si no despertaba en las veinte y cuatro horas, esto era más grave. Fue el peor susto de mi vida, me volví loca. Si Lenay estuviera en ese momento, se habría asustado —dio un largo suspiro— Agradecí demasiado que despertara y me tomé el día para estar con ella. Ayer la tuvieron bajo observación, solo para estar seguros que no se lastimó algo más. Al parecer todo salió bien, hoy la darán de alta y tú retrasaste mi horario —dejó la tenaza en el peinador al terminar— Ahora Lenay tendrá que comer su desayuno en el coche.

Se levantó y fue directo a su armario.

— ¿Yo te retrasé? No fui yo quien pidió segunda ronda. En mi defensa, solo cumplí tus deseos, princesa —se sentó en la cama y vio salir a Effie del armario con un vestido azul marino con cuello de barco y manga mediana. En su mano izquierda tenía un blanco sombrero grande y en el otro sus tacones.

— Eres un odioso —se acercó a él y se puso de espaldas— Ya que cumples deseos, ayúdame con el zipper.

Él rodó los ojos como respuesta, pero sonrió al tener un plan en mente. Con una sonrisa maliciosa, subió el zipper con lentitud, rozando con su dedo la piel. Ella se mordió el labio, conteniendo su gemido.

Al terminar, la tomó de la cintura y la pegó a su pecho ya seco. Deslizó las manos sobre su abdomen hasta llegar al pecho. Antes de susurrarle, le regaló un beso en su hombro desnudo.

— Siempre te complaceré —olfateó su cuello— Ya no necesitarás a ese idiota que tenías por novio.

La rubia se despegó de él inmediatamente (antes de volver a caer), tiró sus tacones al suelo y aventó su sombrero a la cama. En silenció de dirigió al peinador y verificó si se notaban las marcas de su cuello, al asegurarse que el corrector las tapó bien, se arriesgó hacerse una coleta y dejó que un rizo cayera a un lado de su rostro.

— Se llama Leandro y aun es mi novio —lo enfrentó— Lo que haya pasado anoche y esta mañana, no significa que algo cambio entre nosotros, Haymitch. Aun no te perdono. ¿Crees que, de la noche a la mañana, mágicamente vuelva todo como antes?

Les Debo Mi Amor (Hayffie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora