Capítulo 19

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El reloj marcaba las 8:40 de la mañana y sabía que Effie había convocado una junta a las nueve. Entró a la empresa vestido con un traje azul rey, corbata roja y un portafolio de cuero negro. Tenía la misma sonrisa que convencían a todos de su apariencia falsa.

Qué ironía, ¿no?

Las recepcionistas lo hicieron pasar desde luego y no tuvo que esperar el ascensor, nunca lo hacía, estaba listo solo para él.

Era la suerte de ser el novio de la mujer más temida de la empresa. Y no solo eso, también tenía otras virtudes.

Esa mujer era su amuleto de la fortuna, solo ella lo sacaría de su miseria, y mantendría estable la empresa de su difunta esposa. Sin embargo, él era consciente de que su relación no tardaría en romperse por la dramática llegada del padre de las niñas. — Que situación tan incómoda —pensó. Pero no tardaría mucho de deshacerse de esa familia, solo tomaría lo que quería y se iría en cualquier momento. No quedaría mal parado, toda la atención estaba hacia el padre desobligado. Además, sabía que Effie le estaba poniendo los cuernos y no tardaría en regresar con su marido. — Típico —pensó de nuevo.

Por lo tanto, no le molestaba en absoluto no poder casarse con la editora e incrementar su fortuna como solía hacer al desposar viudas millonarias. Sin embargo, en esta ocasión solo tomaría algunos millones para poderse mantener en un corto tiempo mientras se encontrara a otra persona.

Llegando al piso, caminó hacia el escritorio de la asistente de Effie — Hola, Perla. ¿Se encuentra la señorita Trinket?

— Buenos días, señor Bridget —saludó la chica— Siento comunicarle que la señorita Effie se encuentra...

De pronto, Effie salió de su oficina con un montón de carpetas en mano — ¡Leandro! —exclamó al verlo, realmente sorprendida— Dame un momento.

— No hay problema.

— Perla, toma estas carpetas y prepara la reunión de las nueve —ordenó la rubia, dejando las carpetas en el escritorio— Te veo allá.

— Claro que si, Effie —acató sus órdenes—. ¿Desea que me lleve su bolso?

—No, puedes retirarte.

La joven asintió y se disculpó antes de retirarse con las carpetas.

— Lo siento, olvidé completamente que vendrías hoy —se disculpó—. Pasemos a mi oficina.

— Por supuesto.

Entraron a la oficina, Leandro fue quien cerró la puerta y continúo hablando.

— ¿Estas bien? ¿Te sucede algo?

No, no estaba bien, pensó ella. Sentía un nudo horrible en el estómago y se creía una persona terrible por haberle dado una oportunidad como pareja, la cual, no había posibilidades de tener un futuro. Jamás había sido lindo cortar una relación y más si lo consideraba buena persona y buen amigo.

— Leandro... Sé que hemos pasado buenos momentos, eres un buen hombre y a Lenay le caes muy bien pero...

— Ya sé lo que me dirás —sonrió triste— Creo que es lo mejor.

— Yo... Lo siento mucho, Leandro. La llegada de Haymitch...

— No tienes que explicarme, está bien.

— Podemos seguir viéndonos como amigos, ¿verdad?

— Sí —dijo, fue casi como un susurro, demasiado dramático.

Se mantuvo un largo silencio, ella empezaba a sentirse incomoda con esto y tenía prisa, pues debía estar en su reunión o llegaría tarde. Sin embargo, respetó su silencio.

Les Debo Mi Amor (Hayffie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora