Capitulo tres

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—Harry —advertí—, no empieces con tus cosas, olvi...

—No, no empieces tú con tu malvibrosidad ¿quieres? —Me interrumpió mientras hizo unas musarañas con las manos, me pareció gracioso pero no reí.

—Y tú no empieces de nuevo hacer musarañas —dije imitándolo.

—A veces eres irritante.

— ¿Quieres que te diga como eres tú?

—Resérvate los comentarios.

—No te preocupes, eso iba a hacer.

—Por eso eres mi mejor amigo, nunca te fijas en como soy.

—Querrás decir por que no me fijo en tus defectos y más que nada por que siempre estas conmigo en situaciones como éstas.

—Te quiero bro —me dio un abrazo y le correspondí.

—No necesitas decirlo, se que no puedes vivir sin mi —reí.

—Mierda, tienes razón —hizo un puchero y yo reí más fuerte.

—Anda vamos a la cafetería, muero de hambre.

—Si, yo igual.

Louis

Al fin había conseguido que Harry olvidara la idea de conseguirme una cita con Leah, estaba claro que eso era una estupidez ya que ella lo más probable era que no aceptara. Caminamos hasta la cafetería e hicimos fila para obtener nuestro desayuno, una vez que tuvimos en nuestras manos la charola con nuestros platos llenos de comida comenzamos a buscar donde sentarnos, todas las mesas estaban ocupadas.

—Parece que no hay lugares desocupados —dije dándome por vencido después de observar toda la cafetería.

— ¡Mira Louis! allá se desocupó una banca, aún hay personas en la mesa pero igual preguntemos si podemos ocupar la banca.

—De acuerdo.

Caminamos hasta la mesa y en ella estaban sentadas el amor de mi vida con su mejor amiga Annie, ella me sonrió y yo mire a mis espaldas para ver si le sonreía a alguien mas pero me percaté que no había nadie más que yo, ante esto ella soltó una pequeña risita y fue inevitable el sonroje de mis mejillas.

—Hola Leah.

—Hola Harry ¿qué tal? –Dijo con dulzura y mostrando una dentadura perfecta la cual hacía resaltar sus hermosos ojos cafés–

—Muy bien, hola Annie.

—Hola Harry ¿qué los trae por aquí? –Contestó Annie–

—Solo pasábamos por aquí y...mi amigo quiere preguntarte algo –me dio un codazo.

— ¿Qué? auh. Idiota. –Murmuré.

— ¿Pasa algo chicos? —Preguntó Leah confundida— ¿Estás bien?

—Si.

—Vamos Louis habla, es tu oportunidad —susurró Harry en mi oído y trague duro.

—Podemos ¿ocupar la banca? —Dije con dificultad.

—Pero por su...

—Por supuesto que no idiota, la única banca que tú puedes ocupar se encuentra en el campus cuando jugamos futbol, así que ahora mueve tu trasero lejos de aquí y no molestes a ¡mi chica! —Golpeó mi charola y cayó derramando todo mi desayuno en el suelo, ante esto Leah se puso de pie.

— ¿Oye que te sucede? —Escupió Leah aproximándose a nosotros.

—Tranquila Leah —dijo Annie poniendo su mano en el hombro de Leah.

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