Para un cineclubista, algo tan normal como el hecho de conseguir pareja, se puede convertir en un asunto bastante serio. Y no es que las chicas desaparecieran de un momento a otro, al contrario, abundaban en las salas de cine, sino que de tanto ver divas en la pantalla, el cineclubista, va construyendo en cámara lenta su patrón de amor platónico ideal, y ante la práctica de repetir las películas cuantas veces se quiera, dicha pareja idealizada, se va convirtiendo en una implacable competencia para las candidatas de simple carne y hueso.
Lo pongo en estos términos: si estuviéramos en una sala de cine viendo una película, la ambientación amorosa posible sería de la siguiente forma.
Se ven de frente las cuatro parejas a quienes ilumina la luz que rebota de la pantalla. Luego se ve cada una por aparte. Primero está Drugo, sentado al lado de una joven vestida igual a Uma Thurman en la película Pulp Fiction, se besan apasionadamente con las narices y parte de sus mejillas empolvadas. Segundo de aprecia a Tarot sentado al lado de una joven vestida como Nicole Kidman en Moulin Rouge, como Satine, se besan apasionadamente con una luna de cartón saliendo por detrás de sus butacas. Tercero me veo yo, sentado al lado de una joven vestida como Uma Thurman pero en Kill Bill, con espada y todo, nos besamos apasionadamente mientras aparecen rayos a nuestros lados como si entráramos al hiperespacio. Por último se ve a Karenino, al lado de una joven muy parecida a Natalie Portman, vestida como la princesa Leia, de La Guerra de las Galaxias, y también se besan apasionadamente, pero de pronto todo se vuelve en blanco y negro, y el beso pasa a ser rectado, de los que se veían en el cine de los 20's.
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LOS CINECLUBISTAS
AventuraEn una universidad pública, al inicio del semestre académico, se hace la bienvenida a los estudiantes que ingresan por primera vez. Entre los voluntarios para presentar los servicios universitarios a los primíparos, están los encargados del cineclub...