Capítulo 10

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Como parte del compromiso que teníamos con la inducción de los primíparos a la vida universitaria, estaba el de proyectar un ciclo en esa primera semana, un ciclo de películas que hiciera referencia al cambio de vida en los jóvenes. Así que comenzamos con la propuesta de Tarot, "Soñadores" de Bernardo Bertolucci, abriendo el ciclo. Las funciones estuvieron a reventar y, los cine-foros fueron extensos y participativos, habitualmente yo me encargaba de la presentación de la proyección y posteriormente hacía las veces de moderador en el cine-foro. Drugo, Tarot y Karenino se encargaban de las necesidades técnicas y de convocatoria. Todo ocurría según lo acostumbrado en los semestres anteriores. Hasta ese momento creía que lo único novedoso sería contar con nuestras tres amigas de Las Visceras de Jack encargándose de una nueva labor, la de video-grabar el cine-foro... ¡qué equivocado estaba!

Al terminar el cine-foro de "Soñadores" el público asistente salió del auditorio. De pronto llegó un joven fornido, musculoso, y besó a Virginia. Drugo se dió cuenta y le avisó a Tarot. Esto pasó antes de que nos reuniéramos en la tarima del auditorio.

—No sé ustedes que piensen pero creo que los cine-foros comenzaron muy bien —dije para abrir la discusión.

—La gente participó bastante... ¿siempre es así? —preguntó Clarissa.

—No siempre... y menos al inicio de semestre —le aclaró Drugo.

—Muchachos les presento a mi novio —dijo una sonriente Virginia.

En ese momento al novio de Virginia le sonó el celular, y, prefirió contestarlo que saludarnos. Se generó entonces un silencio tipo "¡y este man qué!" mientras nos miramos.

—¡Ese es su gesto más educado! —mencionó una irónica Laura.

El novio colgó el celular, le dijo algo al oído a Virginia y tomándola de la mano la alejó de nosotros.

—¡Que hay una asamblea de estudiantes! —dijo en voz alta Virginia mientras era llevada por su novio.

Nosotros cuatro nos miramos con incredulidad ante lo que escuchamos.

—¿Una asamblea? —mencioné.

—¡Ya van a comenzar de nuevo! —se quejó Karenino.

—¡Imposible... si ni siquiera completamos la primera semana... yo creo que son cuentos de ese bobote de novio de la Virginia! —calificó Drugo.

Clarissa y Laura se ríeron.

—¿O qué dices Tarot? —preguntó Drugo.

—¿De la asamblea? —dijo Tarot.

—¡No hombre del bobote del novio!

Clarissa y Laura volvieron a reírse.

—¡No importa... vamos para la cafetería central! —propuse y todos me siguieron, sin imaginarnos que ese iba a ser el inicio de una rocambolesca aventura que no habíamos visto en las películas.

LOS CINECLUBISTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora