Capítulo 38

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El Representante estudiantil llega a la tarima y le dice algo al líder de los encapuchados, éste luego de unos segundos manotea y se hace a un lado, de tal forma que le cede el micrófono al representante; así recuerdo ese momento.

—¡Tengo noticias... las directivas se han pronunciado respecto a nuestro pliego de peticiones. Han manifestado en este comunicado que tengo en mis manos! —dice el representante estudiantil—, ¡Qué ceden ante nuestra lucha... y que mañana antes del medio día estará aquí... en el campus... en la plaza... el mismo Pipicasso para pintar de nuevo el mural!

El estudiantado quedó en silencio, y despacio un murmullo empezó a tomarse el lugar hasta que estalló la algarabía de triunfo. Yo miré a mis amigos, y ellos me devolvieron la incredulidad que les había manifestado en mis gestos.

—¡Claro que hay motivos de alegrarse... pero acá hablando con el líder encapuchado... consideramos que lo mejor es no dispersarnos y por el contrario... mantener la toma del campus hasta el mismo momento en que el Pipicasso haya terminado el mural! —manifiestó el líder estudiantil.

—¡Mucho cuidado con marcharse! —advirtió el líder de los encapuchados tomándose de nuevo el micrófono—, ¡debemos quedarnos y seguir luchando... no entregar el campus ante simples palabras... debemos seguir en el frente hasta que demuestren con hechos que aceptan nuestro triunfo!

—¿Qué dices Elde? —me preguntó Drugo.

—¡La policía piensa meter gato por liebre!

—¿Les contamos a todos? —intervino Tarot.

—¡No... mejor no! —advertí.

—¿Qué hacemos entonces? —preguntó Clarissa.

—Lo mejor es que sigamos con nuestros planes hasta mañana... que los del Woody Art no se despinte, que mis Troyanos no se dispersen —propuse sin mucho convencimiento pero, seguro de que la policía engañaba.

—Yo Voy a seguir ensayando con mi banda en el auditorio —dijo Drugo.

—Muy bien Drugo, de todas formas pregunta si todo está bien por el ensayadero... pero lo que más me preocupa ahora es Karenino —le dije con urgencia.

—¡Sí... debemos buscarlo! —propuso Laura.

—¡A ese no le pasa nada... ya aparecerá!

—Yo tengo una idea para reanimarlo —sorprendió Virginia.

—¿Qué idea mi amor? —se interesó de repente el pesado del novio de Virginia.

—¡Lo siento por todos ustedes... pero será un asunto de nosotras tres no más! —dijo esto abrazando a Clarissa y a Laura, y luego alejándose con ellas mientras les hablaba en voz baja.

LOS CINECLUBISTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora