Estábamos Tarot, Drugo, Karenino y yo sentados en la primera fila del auditorio, justo al frente de la pantalla.
—¿Ustedes creen que van a ir a paro? —preguntó Tarot.
—Yo no creo... está muy temprano para hacer paro —le respondí con total seguridad.
—Yo tampoco... si van a paro las directivas cancelan de inmediato semestre —complementó Drugo.
—De todas formas hay que esperar si es cierto o no lo que dijeron en la asamblea —intervino Karenino dejando espacio para la incertidumbre.
—¿Lo dudas? —le pregunté más con el ánimo de minimizar el espacio que abría.
—Obvio... ¡jamás les creo a esos represen-tontos que no representan a nadie! —me contestó automáticamente, sin pensarlo siquiera.
—¡Y menos te van a representar a ti! —mencionó Drugo llevando la conversación al terreno que le gustaba: el de la molestia o bullyng amistoso.
—¡Por supuesto que no... jamás llegarían a representarme! —volvió a ripostar Karenino automáticamente, sin dejarse arrastrar a terrenos ajenos a su estilo.
—Pero... supongamos que es cierto lo que denunciaron —recompuso la conversación original el buen Tarot.
—¡Claro que es cierto... esos perros que dirigen esta universidad son totalmente capaces de borrar al Che del Pipicasso para poner una propaganda de gaseosas! —se unió Drugo de repente indignado.
—Y si fuera así... ¡qué cambio habría!... sería una publicidad por otra finalmente —ahora era Karenino quien pretendía llevar la conversación a sus terrenos.
—¡Estás loco... como comparas la imagen icónica del Che con la de una gaseosa! —alegó Drugo comprando la discusión.
—Tienes razón... la del Che es superior... ha vendido más —sentenció Karenino con ironía, sabiendo que había picado el anzuelo.
En ese momento entraron Laura, Virginia y Clarissa al auditorio, y comenzaron a bajar en dirección a nosotros.
—¡Muchachos... tenemos la solución! —sorprendió Clarissa.
—¡Escuchen la idea que se nos acaba de ocurrir para salvar el mural del Pipicasso! —promovió Virginia.
—¡Vamos a hacer un documental sobre el Pipicasso! —dijo Laura mientras tomaba su videocámara y se la llevaba a su ojo.
Nosotros nos miramos.
—¡Genial... esa es... hagamos un viaje hasta encontrarlo! —dijo Drugo parándose de la silla con ánimo.
—¡Por supuesto... eso le dará actualidad al mural! —complementé.
—¡Más que eso... le dará rostro humano a la pared! —atinó un magistral Tarot.
Todos manifiestamos euforia con la idea, tan sólo Karenino se quedó en su silla algo indiferente.
—¿Qué dices Karenino... no te suena? —lo confrontó Clarissa.
—Exijo tirada de carátulas —dijo Karenino apostando por la tradición.
Todos nos ubicamos al frente de la tarima, Tarot seleccionó seis carátulas y las barajó en sus manos.
—¿Con cuántas se aprueba? —preguntó Virginia.
—Con dos de tres —le aclaré.
Tarot lanzó tres. Y volteó la primera: era la carátula de "Cazadores del arca perdida".
—¡Eso es un sí! —preguntó Laura expectante.
—¡Claro... preparémonos que vamos a tener muchas aventuras! —le dije.
—¡Y qué vamos a encontrar al Pipicasso! —dijo una emocionada Clarissa.
—Y que se te va a derretir la cara cuando lo encuentres —le disparó Karenino aprovechándose de su emoción. Clarissa le respondió con un gesto de reprimenda.
Tarot volteó la segunda carátula: "Alien el octavo pasajero".
—¿Y eso qué significa? —preguntó Laura.
—¡Definitivamente un no! —le aclaró Drugo.
—A menos que quieras que... Las entrañas de Jack... se vuelvan... Las extrañas de Jack —de nuevo habló un Karenino irónico inspirado.
Tarot volteó la tercera carátula: "Nemo".
Y Todos celebramos por la aprobación del viaje para realizar el documental.
—¿Qué dices ahora Karenino... te suena? —preguntó Clarissa con ánimo de desquite.
—¡Nemo... Nemo... es un bonito nombre!
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LOS CINECLUBISTAS
AdventureEn una universidad pública, al inicio del semestre académico, se hace la bienvenida a los estudiantes que ingresan por primera vez. Entre los voluntarios para presentar los servicios universitarios a los primíparos, están los encargados del cineclub...