Cap III

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Un mes y medió transcurrió, de ambos lados quisieran poder decir que en un abrir y cerrar de ojos, nada más lejano a la realidad, cada día era una eternidad, Yulia buscando adaptarse a la ausencia de su hermana, volcando la mayor parte de su tiempo en el trabajo sin que los pensamientos y recuerdos de Nadia estén ausentes allí, se suponía que para ese entonces, ella también estaría trabajando en el nosocomio, nunca la cruzaría en un pasillo, no podría verla a través de la galería, ya no había posibilidad alguna de coincidir en un quirófano, todo lo que hasta unas semanas anheló ahora no eran más que sueños truncados que la llenaban de angustia aunque siempre se mostraba fuerte, no le gustaba que la vieran como una persona débil, no lo era, una vida bastante dura logró curtirla, sufría, claro que lo hacía, pero su dolor era muy de ella, demasiado personal como para compartirlo con alguien más. A Lena, la realidad la había golpeado bastante duro al enterarse de la muerte de Nadia, y ni siquiera pudo despedirse de ella, se enojó con sus padres porque no le contaran antes lo que había ocurrido con ella, dos días le llevó entender que de todos modos, no se hubiera podido despedir de ella y solo le quedó una lápida en el cementerio, iba una vez por semana, aunque si por ella fuera, iría cada día, pero sus padres se negaban a ello, alegando que no le hacía bien, que tenía que aceptar que ella ya no estaba y por otro lado que el alma de Nadia no descansaría en paz si no la dejaba ir, algo que era muy sencillo de decir, pero llevarlo a la práctica demasiado difícil, más aún cuando la mayor parte del tiempo lo pasaba en casa, sin nada que hacer, aquellas seis semanas fueron probablemente las más largas de su vida, el dolor no la abandonaba y dudaba que lo hiciera algún día, todos le decían que algún día encontraría alguien que le devolviera su hermosa sonrisa, pero ella no quería a nadie más.. deseaba lo que sabía era imposible, que Nadia estuviera a su lado, que todo hubiera sido una pesadilla; sabía que no lo era, su dolor era demasiado intenso y real.. al menos esperaba poder volver al hospital, aunque eso la llevaba a enfrentarse a Yulia, quien era ahora su ex cuñada a pesar de que la morena ignoró la relación que tuvo con su hermana, había mucho por decir, pero su madre ya le había advertido que no quería saber de ellos, por otro lado, sabía que Nadia de haber tenido la posibilidad, le hubiera pedido que intentara hablar con Yulia, aclarar un poco las cosas, aunque pudiera carecer de sentido ya, sabía lo que significaba Yulia para Nadia y lo mucho que la morena estaría sufriendo, aunque no la conocía por ella misma, sabía muchas cosas que Nadia le contó; no sabía como o cuando, pero en algún momento esa conversación existiría, ambas la necesitaban aunque Yulia expresara no querer saber de ellos. Pero primero lo primero, debía volver al trabajo, para su fortuna, ya acababan de hacerle los estudios que la cirujana pidió, en ese momento estaba en el pasillo de la primer planta, sentada en uno de los bancos que se enfrenta a la consulta de la Dra. Volkova, eran las 9:04 am, y si era cierto lo que Nadia dijo más de una vez al saber que llegaba tarde a un encuentro con su hermana, su nombre no tardaría en ser pronunciado, es que según Nadia, Yulia era extremadamente puntual, demasiado, irritantemente puntual, una rojiza ceja se arquea al notar que la puerta de la consulta se abre para que salga una pareja con un niño de no más de 10 años de edad, sus rostros estaban ligeramente empalecidos con expresión de preocupación, el niño parecía un tanto ajeno a la realidad recordándole a los adultos, que le adeudaban un helado por haberlo obligado a ir al hospital, por lo visto, la visita no había sido la mejor, una mueca aparece en los labios de la pelirroja que vuelve a observar su reloj de pulsera constatando la hora, aún no marcaba las 9:05 y su nombre es pronunciado por una voz femenina que no llegaba a resultarle familiar pero sabía quien era la dueña, su mirada se alza al mismo tiempo que se pone de pie para caminar hacia ella, mejor dicho hacia la puerta que se cierra una vez que Lena está dentro de la consulta, un "Buen día." por parte de ambas sirve de saludo mientras la morena se acerca al escritorio para sentarse detrás del mismo indicando con una seña que Lena haga lo propio, la pelirroja solo tarda unos segundos en estar frente a ella, notando como la morena se remueve un poco en su asiento, notándola incómoda, obvio, seguramente deseando no haberla conocido nunca, mucho menos tenerla frente a ella después de haberle salvado la vida.

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