Cap XXV

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Pese a lo dicho a Anton, la morena no logró conciliar el sueño durante toda la noche, la mañana la recibió con los ojos abiertos, un enjambre de pensamientos que mezclaban lo que estaba dejando atrás y lo que venía; no había ya un mínimo de claridad en la ojiazul que seguía moviéndose, por inercia tal vez.

Como las demás mañanas, se arregló para ir a la convención, vestía un taje bastante formal en tono negro, pues también asistiría a esa entrevista de trabajo para la cual no tenía un discurso armado, no lo necesitaba, después de todo, si había algo en lo que no titubeaba era en el plano laboral, la carta de recomendación de Popov, los casos en los que había trabajado y las referencias de donde se formó hasta obtener el título de neurocirujana hablarían por ella.

Pasado el mediodía se retiró de la convención para acudir al hospital donde tendría la entrevista laboral, tan puntual como siempre, estuvo 20 minutos antes de lo pactado, solo anunciándose ante la secretaria del jefe de cirugía 10 minutos antes de las 13:00 pm. La presentación de rigor se hizo en el despacho del Dr. Roger Lehner, quien invitó a la morena a hacer un recorrido por el hospital, el equipamiento era exquisito ante los azules de Yulia, el hospital contaba con un gran laboratorio de investigación, el que estaba destinado para las investigaciones de los especialistas, a diferencia del central de Moscú, no era un hospital escuela, por lo que no entraba entre las funciones del hospital instruir a internos y residentes, solo el trato a pacientes y se incitaba la investigación, algo a lo que Yulia había aspirado desde que inició la carrera de medicina y solo cambió de parecer ante la posibilidad de trabajar en el mismo hospital que Nadia, algo de lo que quisiera poder arrepentirse, pero no, no podía porque la experiencia había sido gratificante.. allí estaba una vez más Elena infiltrándose en sus pensamientos, sería una gran cirujana sin lugar a dudas.

R: "Será un placer tenerla en nuestro equipo Dra. Volkova." Comenta el hombre sentándose frente al escritorio al igual que la morena, ambos hablando en inglés que no era la lengua natal de ninguno, pero si la que compartían.

Y: "No revisó los informes que le entregué." Replica removiéndose un poco sobre el cómodo sillón, el cual obviamente no era el que tenía un problema.

R: "Pero la hemos investigado laboralmente, Popov fue de ayuda, nos facilitó mucha información, es usted excelente, aunque ya lo sabíamos, de no ser así, no estaríamos hablando en este preciso instante." Responde con una suave sonrisa dibujada en los labios mientras extiende una carpeta hacia la morena, la misma que contenía el contrato laboral.

Y: "¿Es todo?" Indaga sin la alegría que se suponía debía sentir al ser aceptada en ese hospital que cubría todas las expectativas con la que la morena inició su carrera y bien podía ajustarse a su nueva vida.

R: "Solo tiene que leer y firmar el contrato." Dice a tiempo que deja una pluma sobre la madera del escritorio.

Un leve asentimiento por parte de la morena antes de abrir la carpeta y extraer el documento, el cual lee con atención dividida, sin poder evitar marcar las diferencias que había entre un trabajo y el otro, todo lo que pensó alguna vez sería gratificante, ahora parecía no convencerla, dejando un enorme hueco a su paso, su respiración se volvió pesada, se sentía al borde de la hiperventilación y un sudor frío cubrió las siempre firmes manos de la morena, las cuales tuvo que ocultar de la visión de Lehner o pensaría que eran de mantequilla y le quitaría el contrato de un tirón, ¿por qué no le parecía tan mala idea? ¿por qué ahora que al fin tenía lo que tanto propició no lo estaba saboreando? La parte mental, aún con el agotamiento que tenía, decía que era lo mejor, lo que había buscado, un poco más porque contaba con Anton, su apoyo que ahora parecía incondicional, pero su sentir era completamente diferente. ¿Raciocinio o sentimentalismo? Un año atrás, la razón habría pesado sobre lo demás.. ahora.. todo era demasiado diferente aunque ella misma se negara a aceptarlo, ¿qué tan diferente? Lo suficiente como para que después de un "Lo siento, no puedo." con voz temblorosa, la morena se pusiera de pie y saliera prácticamente a la carrera del despacho y del hospital para dirigirse al hotel, en el que no estuvo más de una hora, solo recogiendo sus pertenencias para luego entregar la llave de la habitación en recepción y coger un taxi hacia el aeropuerto, agradeciendo el no haber podido rechazar los boletos de ida y vuelta que el hospital de Moscú le proporcionó, pues, sabía que solo había un vuelo a diario y de no conseguir asiento para ese día, tendría que esperar un poco más.. no quería hacerlo, tal vez estuviera enloqueciendo, no recordaba la última vez que actuó de forma tan impulsiva.. o si, no hacía tanto tiempo de aquello, solo que evitaba pensar en esas cuestiones.

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⏰ Última actualización: Sep 02, 2018 ⏰

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