Cap XXI

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Buenas.. un breve capitulo que espero sea del agrado de ustedes. Gracias por el apoyo de siempre, en verdad no hallo palabras que sean fieles a la gratitud que siento por el acompañamiento en el desarrollo de estas historias que solo tienen razón de ser por ustedes que las leen.

No supo porque esa rebelde lágrima escapó de sus ojos para viajar por su mejilla hasta ser atrapada por ese cálido pulgar que no se contentó solo con hacerse de aquella gota salada, sino que también dejó una suave caricia sobre su piel, logrando con ese simple gesto que se le cortara la respiración, y supo lo que vendría a continuación porque los movimientos de Elena fueron lentos, y no pudo hacer nada para evitar el contacto de sus labios, un beso apasionado que no pudo ser contenido, un beso intenso que encasillaba un adiós, porque nada podía existir entre ellas.. se estaba engañando, había sentimientos que ninguna esperó que nacieran, pero aquello no podía ser y ambas lo sabían, pero allí estaban, despidiéndose con una intensa sesión de besos que solo eran cortados cuando la necesidad de tomar un poco de oxígeno se hacía insostenible y volvían a besarse con la misma intensidad mientras que sus manos se daban a la tarea de recorrer el cuerpo de la contraria por encima de la ropa, pasando por sus cuellos, nucas, cabelleras, espaldas, caderas, los costados de sus cuerpos, como si quisieran conocer cada recoveco del cuerpo ajeno; el bolso de Lena había caído al suelo en un momento que la pelirroja no podría precisar, no importaba.. nada más que esos besos, la cercanía del cuerpo de Yulia que se encontraba apresado entre la puerta y su cuerpo que había comenzado a empujar contra el de la morena, como si quisiera fundirse con ella en un solo ser. En ese momento las manos de la morena estaban entretenidas en la rojiza y lacia cabellera de Lena, jugando con ese sedoso cabello, tirando del mismo de forma suave. No había lugar para las palabras, los pensamientos se esfumaron mientras sus cuerpos tomaban el control de la situación, sintiendo el calor que sus cuerpos emitían para fundirse en uno solo, generando una atmósfera candente que ninguna deseaba romper en ese momento.

Las manos de Yulia viajaron a las mejillas de Lena, buscando atraerla más hacia si, como si aquello fuera posible, las de Lena envolvieron la cintura de la morena para alejarla de la puerta, obligándose a elevar los párpados para que sus verdegrises se encuentren con los ojos cerrados de la morena mientras que la guiaba hasta la sala, quizá su habitación fuera un mejor sitio, con una amplia y cómoda cama que ya había probado, pero estaba demasiado lejos, ya no podía contenerse, por lo que el sofá era una muy buena opción, y hacia allí la llevó sin que la morena mostrara ningún tipo de queja o pusiera resistencia, es más, al toparse con el mueble, ella misma se sentó sobre el mismo sin soltar las mejillas de la pelirroja que se sentó a horcajadas sobre sus piernas aunque esa posición solo duró unos segundos porque prontamente logró recostar a la morena quedando ella sobre su cuerpo, abandonando sus manos las caderas de la contraria para apoyar uno de los codos sobre el sofá evitando que todo el peso de su cuerpo quedara sobre el de Yulia, sus rodillas se unieron a la labor y la mano libre se dedicó a acariciar el costado del cuerpo de la morena, disfrutando las caricias que ella dejaba sobre su espalda sin que sus labios se dieran tregua alguna; para el momento debían estar más que hinchados en un tono rojizo que ningún labial les daría; sus respiraciones agitadas, pesadas y calientes que acarreaban más de un suspiro que golpeaban sobre el rostro de la contraria sin que aquello les molestara, todo lo contrario. Los únicos sonidos que reinaban en el ambiente eran los que emitían sus labios, lenguas y dientes que se complementaban a la perfección para dar vida a esos intensos besos a las que ninguna parecía dispuesta a renunciar. Las firmes manos de Yulia se deslizaron a los glúteos de la pelirroja dándole leves apretones que solo cesaron cuando sus hábiles manos ascendieron en búsqueda de la tela de la camiseta de Lena para levantarla lentamente mientras acariciaba los costados de su cuerpo y espalda, dejando que sus dedos se hundieran en esa blanquecina piel que al igual que sus dedos parecía arder; las cortas y cuadradas uñas de la mano derecha de Yulia bordearon la columna vertebral de la pelirroja en un movimiento descendiente que provocó un leve estremecimiento en la humanidad de Katina que hizo sonreír a Yulia en medio de un beso que para el momento era lento, habían tenido que disminuir la intensidad para prolongar la unión de sus labios, de los cuales emanaban alientos candentes. Cuando Yulia retomó la labor de retirar la prenda del cuerpo de la pelirroja, Lena se incorporó un poco terminando por quitársela ella misma mientras observaba completamente embelesada el rostro de la morena que no había abierto los ojos, sus labios sin embargo estaban entreabiertos, intentaba recuperar el aliento que ella le arrebató en medio de un centenar de besos que definitivamente no eran suficientes.. quería más y al parecer, la neurocirujana también, ya que sin abrir los ojos posó las manos en la cintura de la pelirroja reclamando su cercanía, liberando un suspiro de placer al sentir una vez más la suavidad de esa piel que sabía blanquecina; la pelirroja se inclinó, pero el destino de sus labios fue el cuello de la morena, en el que escondió el rostro solo dejando que su tibia respiración golpeara sobre su piel, a la vez que aspirando el rico aroma a Yulia que estaba compuesto por el de su piel entremezclado con su perfume y el del shampoo, una mezcla perfecta para las fosas nasales de Lena que paseaba la punta de la nariz por aquella piel bronceada, sintiendo una de las manos de Yulia trazar garabatos sobre su espalda, la otra estaba sobre su cabeza, perdiéndose en sus rojizos cabellos; la lengua juguetona de la pelirroja se deslizó por una pequeña porción del cuello de la morena logrando que Yulia se retorciera de placer mientras liberaba un suave jadeo con nombre de mujer.

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