Cap XIII

758 42 26
                                    

-Aparece como un rayo dejando la conti y se va antes de que la linchen.- 

Los cálidos y carnosos labios de la morena fueron recibidos por los delgados y bien formados de Lena, un simple y casi tímido roce de labios extraños que intentaban conocerse y examinarse a través de pequeños movimientos que parecían casi imperceptibles mientras sus manos permanecían unidas, la otra mano de Yulia aún reposaba en la alfombra ya que con la misma había amortiguado un poco su caída, la mano libre de la pelirroja viajó a la nuca de la morena para acariciar con las yemas de sus largos y finos dedos el nacimiento del negro cabello de Yulia así como su piel, notando como esa pequeña porción de piel se erizaba ante sus caricias; la morena no solo sintió que se erizaba ante las exquisitas y certeras caricias de Elena, sino que el fuego que se había extinguido antes se reavivaba ferozmente provocándole una intensa onda de calor expansiva desde el bajo vientre que tardó apenas un segundo en llegar a cada rincón de su cuerpo seguida de un temblor masivo mientras sus labios tomaban la determinación de terminar con ese beso de reconocimiento, necesitaba más, mucho más; era una adicta en plena recaída, eso combinado con el alcohol ingerido, le nublaba la razón o solo podía pensar en la agobiante necesidad de permitir que la llama de la pasión continuara propagándose por todo su ser hasta incinerarla viva, ya luego ella misma recogería sus cenizas.

De rodillas se coloca a los lados de las caderas de la pelirroja mientras presiona sus labios con los propios besándola ahora con fiereza, como si buscara dejar en claro que ella tenía el control de la situación; Lena no se intimidó ante el cambio de ritmo e intensidad, no tardó más que una fracción de segundo en acoplarse al mismo recibiendo la lengua de la morena en su húmeda y cálida cavidad para desatar una batalla entre sus lenguas, dejando que la mano que hasta el momento acariciaba la nuca de la morena viaje por el costado de su cuerpo deteniéndose en su trasero, el cual sin ningún reparo, gracias a la influencia del alcohol, recorre en base a fuertes apretones para luego acariciar uno de los muslos de la morena por encima del pantalón, su mano asciende y desciende por el mismo en repetidas ocasiones ganándose un apretón de mano por parte de la morena quien no estaba dispuesta a ceder el control de la situación, la mano que usaba de apoyo abandonó la función para jugar con el borde de la camiseta de Lena sin tardar en colarse bajo la tela de la misma y acariciar torpemente su plano abdomen para luego ascender hasta uno de sus pechos y bajar la copa de su brasier; Yulia no tenía experiencia con mujeres, pero ella lo era, y bien sabía lo que significaba un pezón erecto, sentía el calor que emanaba el cuerpo de la pelirroja por lo que frío no tenía, estaba excitada, ¡y de que forma! su pezón estaba completamente duro entre las yemas de sus dedos que lo estimulaban con movimientos circulares y algún que otro leve apretón que solo buscaba complacerla sin provocarle molestias, al parecer lo estaba logrando muy bien ya que un gemido escapó de los labios de la pelirroja contra su boca, los dientes de la morena se unieron al beso dejando una mordida en el inferior de la contraria mientras sonreía de forma triunfal por aquel pequeño gemido que prácticamente le extirpó; sus labios se vieron obligados a apartarse de los de la pelirroja para tomar un poco de aire mientras sus dedos decidían abandonar la calidez de aquel erecto pezón y acomodar la copa del brasier de la chica, como intentando no dejar rastro alguno de su travesura.

Lena sintió algo parecido a un torbellino arrasar con ella, estaba prácticamente extasiada, pero en el tiempo que dura un pestañeo, apenas una fracción se segundo sintió la frustración recorrer cada célula de su cuerpo, sus labios ya no eran devorados, su pezón no estaba bajo el dominio de esos astutos dedos que lograron arrebatarle un gemido de placer en medio de esa batalla por dominar la situación, su cuerpo ya no sentía el fuego del de la contraria que se estaba incorporando para quedar sentada encima de ella, ¿eso era todo? La expresión de su cara debió ser un poema que no pasó por alto la morena, quien largó una risotada mientras liberaba su mano.

Hemoglobina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora