Cap XVII

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Lena ni siquiera se dió cuenta de en que momento comenzó a acariciar los largos y suaves dedos de la morena mientras su mirada buceaba en ese azul tan intenso de los ojos de la contraria, ese azul profundo como el mismo océano que una vez más estaba en medio de una tempestad, lo que prácticamente la convertía en una suicida, estaba perdiendo la cabeza, lo sabía, llevaba un tiempo analizando su situación que era demasiado irreal hasta para ella misma. Decidió que no le interesaba trabajar en el servicio de Yulia o que ella fuera su mentora no porque odiaba su presencia o se le hacía insoportable; sabía que más allá de las diferencias que siempre tuvieron en el plano personal, en lo laboral la cosa era diferentes, aunque todo se había vuelto una ensalada, una solución homogénea que no podía disociar ya. Lo que realmente preocupaba y perturbaba a la pelirroja era que no podía quitar de sus pensamientos el beso que cobró vida de forma inesperada bajo los efectos del alcohol; los recuerdos en un principio fueron demasiado vagos, pero con el correr de los días y la necesidad de saber lo que había pasado o el alcance del momento de locura de ambas partes, logró hacer una reconstrucción de los hechos, sabía ahora que quien dió el primer paso para el dichoso beso fue la morena, hasta allí todo estaba 'bien' o eso prefirió pensar, lo realmente inquietante del asunto era lo que había sentido esa noche, lo recordaba ahora como si hubiera sido ayer, esos primeros movimientos de labios que buscaban conocerse, el fuego que se propagó sin piedad alguna por cada célula de su cuerpo, el deseo de más cuando el beso se tornó apasionado y su pezón fue exquisitamente torturado por ese par de hábiles y firmes dedos, la frustración que la invadió al salir del cuarto de baño y encontrar a Yulia profundamente dormida, la había deseado a más no poder y el alcohol en su sistema era una excusa perfecta para ofrecer a la morena, ahora, no podía cubrir el sol con un dedo o mentirse a si misma, era consciente de su deseo, de lo bien que lo pasó esa noche en compañía de Yulia, también de Vladimir a pesar del momento confuso ante la presencia de Anton.. quitando eso, esa noche había vuelto a sonreír y reír en complicidad con la morena y eso quizá le resultará más aterrador que todo lo demás, ¿por qué? ¿cómo que por qué? Si era Yulia quien le devolvió la risa, era ella quien ocupaba demasiado tiempo en sus pensamientos mientras divagaba encontrándose en la cama sin poder conciliar el sueño o en cualquier momento del día en que algo le recordaba a la morena; ese era el lugar que hasta no hace mucho tiempo Nadia ocupó, ella era el nada que respondía con sobrada frecuencia cuando alguien la sorprendía en estado ausente, perdiéndose en ella y los recuerdos que ahora no se le hacían tan dolorosos como el hecho de saber que estaba sintiendo algo por Yulia.. hermana de Nadia, motivo por el cual había decido alejarse de ella cuanto le fuera posible, al parecer, no le resultaba tan posible, no porque trabajaran en el mismo sitio, sino porque le importaba lo que le pasara, ya no por el vínculo que la unía a Nadia, simplemente le importaba lo que le sucediera, quería protegerla de alguna forma y sabía que podía vivir sin ella, lo había hecho durante toda su vida y ahora que la conocía lo había hecho, pero no quería que fuera ya así, aunque no pudiera sincerarse con Yulia con lo que realmente estaba sintiendo y ella misma veía mal por ser ella hermana de su fallecida novia a la que pensó, sintió, por un tiempo que nunca dejaría de amar, tal vez aún lo hacía y por eso sus sentimientos le resultaban aterradores, casi de igual forma que hablar con la verdad ante la morena, no tenía idea de cual fuera su reacción, pero si algo no deseaba, era sentir su desprecio, estaba decidido, por más fuerte que fuera el sentimiento, lo guardaría para ella, en su lugar.. buscaría tal vez una relación más cercana con la morena aunque solo fuera de especialista-residente, una que por enésima vez intentaría hacer lo más llevadera posible si a cambio lograba estar cerca de ella, probablemente fuera la idea más masoquista que se pasó por su cabeza a lo largo de su vida entera, pero era mejor que nada.

Yulia por su parte se sentía un rompeolas que no estaba cumpliendo muy bien su función, la tempestad, al parecer era más intensa de lo que podía soportar, sentía cada golpe de las olas chocar contra su humanidad haciéndola tambalear continuamente mientras contemplaba con pesar la idea de dejar en claro ante Popov que su contrato no sería renovado, no creía ya poder seguir trabajando en ese hospital, se había acostumbrado a la idea de no ver a Nadia por los pasillos, a que ella no volvería ya a casa, incluso a la presencia de Katina se estaba acostumbrando a pesar de los altibajos que tenían, pero ahora.. más de uno descubrió una debilidad en ella, claro que las tenía y Tanya era una de ellas, Yulia pensaba que lo malo de que la gente conozca las debilidades de una, era que podían usarlas deliberadamente en contra, para su desgracia o para darle la razón, Záitsev no dudó una milésima de segundo en atacarla afirmando que se le había nublado el juicio por su propuesta de tratamiento para su ahijada, no era así y ella lo sabía, pero hasta Nikolai veía necesario convocar a otro neurocirujano para disipar las dudas, por lo que era algo inminente que el personal comenzara a dudar de ella, llegado a ese punto, comenzaría a perder fuerzas, unas que de momento no tenía pero intentaría recuperar, lo que era difícil cuando no salía de una para que la vida la enfrentara a otra.

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