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Soy una mujer simple a la que no le gustan las excentricidades ni llamar demasiado la atención, soy ese tipo de persona que siempre quiere saber acerca de la vida de las personas, pero teme a preguntar por miedo a no saber lo que encontrará, pues todo el mundo tiene secretos , todo el mundo teme revelarlos y se debe tener siempre una razón para eso, sin embargo estoy apegada al tipo de forma de ser, que no importa cuanto quiera evitar a las personas ellas siempre terminaran contándome sus más íntimos secretos . Créanme cuando les digo que no es como que siempre deseara enterarme de ciertos detalles, pero no podemos huir de los detalles, pues estos hacen que una historia sea más fina, que se sienta y que nos llegue al corazón.

Como siempre lo he dicho, la vida puede llevarte a muchos sitios, pero puedes estar seguro de una sola cosa, es tu destino estar ahí. Probablemente es mi destino estar aquí ahora en este mismo momento.

- ¡Alina! ¿Parece qué los cafés van a entregarse solos?

- Estoy en eso justo ahora.- Aquel regaño era justo lo que necesitaba o más bien lo suficientemente fuerte para bajarme de la nube de la nube en la que me había metido.

- Pareciera que te has quedado viendo a la nada y créeme que no te estoy pagando por ver a la nada

- Salen 2 capuchinos y un chai tea late para la mesa dos.

- Vaya que sueñas despierta niña.

La cafetería era un lugar agradable, siempre y cuando Don Aquiles estuviera de buen humor, hoy por ejemplo no era uno de esos días. Don Aquiles es una gran persona, es viudo y tiene dos hijos que en muy escasas ocasiones se paran por aquí. Él era un gran amigo de mi madre, cuando ella falleció en un acto de aflicción podríamos decir, me ofreció un trabajo en este lugar, puede que seamos más parecidos de lo que creemos en fin, la café es un lugar que te invita a regresar siempre en realidad me gusta mucho trabajar en este lugar, me gusta ver a la gente llegar y pasarse horas platicando acerca de la vida, del amor, del buen café, entre otras cosas.

Casi eran las 7 de la tarde, hora de llegada de mi buen amigo Henry Tovar, un tipo no tan viejo como Don Aquiles, sin embargo su rostro mostraba los estragos de la vida y dejaba muchas cosas a la incertidumbre, un tipo solitario que suele sentarse siempre en el mismo lugar, a la misma hora y tomar siempre lo mismo, lo sé su vida suena realmente aburrida y probablemente lo sea, lo interesante de aquí, es que él es nuestro protagonista en esta historia. 

El último unicornioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora