El último unicornio

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Él la seducía constantemente y eso era lo que la hacía sentir viva.

Eran las tres de la mañana, había una luna llena preciosa que iluminaba las calles, Mayra no podía conciliar el sueño demasiado bien, pensaba en Henry y en su abandono, pensaba en que había algo mal en su forma de actuar, ella sabía perfectamente que debía alejarse de él, algo en su interior se lo decía, sin embargo había algo que se lo impedía. Un mensaje de texto le había llegado a su móvil y en su intento de huir de sus pensamientos acerca de Henry, leyó aquel mensaje. Era Henry.

Cuando miro atrás en mi vida me doy cuenta de lo importante que eres para mi, sé que no soy la mejor persona y que debes estar pensando en lo alejado que estoy de ti y de nuestro hijo, pero quisiera que supieras que cuando te tengo cerca mi frecuencia cardíaca aumenta y que en la vida no pude recibir mejor noticia, que saber que esperas un hijo mío, sé que no debes estar nada contenta, pero permíteme explicarte las cosas con detalle. Te espero mañana en la casa de mis padres a las 9:30. Con amor Henry.

Mayra se quedó pensando unos instantes en la decisión que debía tomar ir o no ir. Al llegar la noche del día siguiente, ella hizo lo que toda chica cree que debe hacer siempre, se puso su mejor vestido, se perfumo y llego puntual a casa de Henry.

El lugar estaba decorado con velas por doquier, eso le daba un toque romántico, Henry se encontraba junto a una mesa con una botella de vino y una vajilla que se veía bastante lujosa.

- Perdón por hacerte daño

- No me has hecho daño Henry

- Soy feliz contigo

- Es extraño que digas eso, pues casi nunca estás conmigo

- Esta noche estoy aquí

- Lo sé y mañana te irás como siempre

- De eso es de lo que quería hablarte

- No entiendo

- Sé que teníamos planes distintos para este lugar, pero con la noticia que me has dado, quiero que en esta casa podamos crear nuevos recuerdos juntos, juntos los tres.

- Estas diciendo que viviremos juntos en este lugar

- Si

Mayra nunca se sintió tan feliz en su vida, abrazo a Henry con fuerza, sabía que sus vidas al fin empezarían a acoplarse y serian felices.