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Ella buscaba un amante, él buscaba una amiga o quizá un escape uno no podría distinguir bien entre aquellas dos cosas, claro había sinceridad y respeto en las palabras de ambos, pero ¿qué estaban buscando el uno del otro? ¿Amor? ¿Sinceridad? ¿Mentiras que supieran a verdad?

Juntos caminaban de regreso por la calle 29, caminaban en silencio sin pronunciar sonido alguno, lo único que podían escuchar era el sonido de sus pasos y su respiración, alguien debía hacerlo y tenía que ser ella.

- Recuerdas ¿cuándo éramos jóvenes?

- Si

- Recuerdas que siempre me metías en problemas

- Si

- Recuerdas nuestro primer beso

El silencio se prolongó por unos minutos, Henry trataba de recordar esos sentimientos ocultos en su memoria y en su corazón, pero le era difícil y es que a veces cuando nos acostumbramos a hacer algo todos los días, a menudo olvidamos como fue el origen e inclusive cuando, y por más que él deseaba recordar lo había olvidado. A diferencia de Mayra que recordaba cada detalle.

- Una vez encontré un amor perfecto para mi

- ¿Qué?

- Una tarde encontré a una chica perfecta para mi

- ¿ En serio?

- Si y a su lado he pasado lo mejores momentos de mi vida

- Entiendo – Mayra suponía decepcionantemente que Henry se encontraba casado o al menos compartía su vida con alguna mujer.

- Una que me hizo bailar en un ático

Mayra se había sonrojado como nunca antes, sentía picazón en las manos y el corazón parecía que se le iba a salir del pecho y una sonrisa se le quería salir sin motivo aparente, lo sabía él hablaba de ella, tenía que ser  ella.

El último unicornioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora