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Todo parecía planeado, determinado y detallado a su lado nada era imperfecto, ella no podía dejarlo ir, no quería dejarlo ir más bien, algo en su interior se había apoderado era como esos cuentos que su madre le contaba acerca de unicornios, exactamente eso era lo que ella sentía una manada de unicornios surgiendo de su pecho y dando vueltas en su cabeza. Sabía que no era una opción seguir adelante sin él, pues él la entendía y le hacía recordar la persona que ella fue antes de irse aquel verano.

Ambos se encontraban en silencio mirándose y sonriendo, el silencio era tal que hasta se podían escuchar los latidos de sus corazones al unísono, el aire se sentía frío y se aproximaba poco a poco una tormenta en el horizonte.

- Deberías ir a casa y resguardarte el clima comienza a ponerse feo

- Tu deberías hacer lo mismo Henry

- Tengo asuntos que arreglar, pasaré la noche aquí

- ¿Aquí?

- Claro, no en la calle desde luego iré a la casa de mis padres

- ¡Tus padres claro! Me gustaría visitarlos un día de estos

- No creo que eso sea posible

Por supuesto que él contestará de ese modo a ella la desconcertó un poco, pero que más podía decir no se encontraba en posición de preguntar la razón así que con un tono un poco apenado sonrió y respondió.

- Entiendo

Al notar él su expresión de inconformidad no le quedó más remedio que revelar sus razones, en el fondo sabía que ella se había ofendido, aunque no lograba entender del todo ¿ por qué?.

- Mis padres fallecieron hace algún tiempo.

Al escuchar estas palabras fue como si un balde de agua muy fría le hubiera caído encima y no sabía exactamente que decirle, no estaba preparada para este tipo de cosas.

- Lo siento tanto Henry yo no pensé

- Está bien no te preocupes

- Si pudiera hacer algo por ti lo que sea

- No es necesario descuida, fue hace mucho tiempo en verdad

- Me siento como una tonta en verdad

- Tranquila no es para tanto.

Y aunque él decía que no era para tanto, en su mirada algo había cambiado ese brillo fue sustituido por desolación, ella no sabía exactamente que hacer en casos como estos, pero algo muy en sus adentros le dictó que le abrazará fuerte y se mantuviera en silencio.

Aquella vez el silencio dijo mucho más que mil palabras, ambos abrazándose en el silencio de la noche únicamente interrumpido por los relámpagos no demasiado lejos.

- Quizá debería ir a casa

- Debería

- Hasta pronto Henry

Ella se despidió de él y esperaba algo más pero lo único que él hizo fue decirle adiós con la mano.

El último unicornioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora