Por última vez revisé la casa, para ver que todo estaba perfecto.
Una vez cerrado el gas, la llave de agua y la electricidad me dirigí al salón donde me esperaban mi enorme maleta, el bolso y un cárdigan.
A las siete y cuarto de la mañana el taxi me iba a pasar a buscar para ir hacia al aeropuerto. La verdad es que estaba muy ilusionada, ¡mi hermana Aitana estaba a punto de casarse en Italia! ¡Y yo sería la testigo! Sonreí al pensar en ella.
Aitana y yo estábamos muy unidas. Ella tenía 29 años, cinco más que yo. Pero a pesar de la diferencia de edad, siempre nos habíamos llevado muy bien.
Bajé por el ascensor y esperé en el portal al taxi, que llegó puntual. Subí y le dije que me llevara al aeropuerto a la zona de "Salidas".
Al llegar pagué y me dirigí a facturación. Llevaba una maleta que estaba llena de ropa para poder pasar la semana en la ciudad donde vivía la familia materna de Marco, el prometido de mi hermana.
Una vez facturado el equipaje y después de subir al avión llamé a mi hermana para decirle que estaba a punto de despegar. Aitana vendría a buscarme al aeropuerto, ya que era de los pocos invitados que faltaban.
A pesar de que Marco tenía mucho dinero, habían decidido hacer una boda íntima con los familiares y los amigos más cercanos. Mis padres hacía tres días que habían llegado, pero a mí todavía me quedaban un par de cosas que arreglar en el colegio, ya que acabábamos de terminar el curso y debíamos terminar la memoria del curso escolar.
Durante el viaje en avión estuve leyendo una revista que compré en el aeropuerto. Tenía muchísimas ganas de llegar y disfrutar de unas vacaciones de verano perfectas en La Toscana italiana, ¡era uno de mis sueños!
Y en dos horas ya había llegado al aeropuerto de Florencia. Y allí estaba Aitana esperándome. Estaba radiante y el vestido color naranja que llevaba le realzaba el moreno que había cogido los últimos días.
-Benvenuti, Blanca! – exclamó mi hermana. Me acerqué a ella y le di un fuerte abrazo. La había echado de menos -. Tenía muchas ganas de que llegaras, tengo muchas ganas de que conozcas a la familia de Marco y a sus amigos. Pero primero debemos llegar a Cortona, que está a una hora y un poco más de aquí.
Salimos del aeropuerto y nos subimos al coche del abuelo de Marco, un Porsche Cayenne de color blanco.
-Vaya con los italianos – dije en broma, mientras acariciaba el asiento.
-Son muy amables, Blanqui, verás cómo te caen bien – miré a Aitana sonriente -. A parte, hablan castellano, así que don't worry.
En una hora y cuarto habíamos llegado a la Villa de la familia de Marco. Era grandiosa y con una naturaleza envidiable.
Entonces llegamos a la casa, que de casa tenía poco; parecía más bien un palacio. No pensaba que tuvieran tanto dinero.
Y en el gran portal vi a mi familia y a la familia de Marco.
Al bajar del coche, y sin todavía haber bajado el equipaje, nos acercamos a la aglomeración de gente que me estaba esperando. Saludé a mis padres y a mis tíos, y seguidamente Aitana me presentó a su familia política.
La verdad es que eran una familia estupenda. Era la típica familia mediterránea, extrovertida y muy amorosa, ¡eran un encanto!
Mi hermana me acompañó a la que sería mi habitación durante esas dos semanas, y la verdad es que era preciosa y estaba decorada con muy buen gusto.
-Me encanta tu nueva familia política, Aitana – dije, mientras deshacía la maleta y metía la ropa en el armario.
-Son geniales, y estoy encantada de que nuestra familia se lleve tan bien con ellos – Aitana se sentó en la cama -. A parte, todavía no has conocido a los amigos de Marco.
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Volveré, te lo prometo #NikéAwards
RomanceSticker de Bronce en el concurso Niké Awards en la Categoría de Romance. Una historia que demuestra que en un solo instante todo puede cambiar. Blanca, una maestra que adora su trabajo, que tiene una familia a la que adora y unas grandes amigas. Pe...