3. Emma y Carolina.

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Emma se rió y negó con la cabeza, bajando de la cama.

—Hey, ¿donde vas?—dijo siguiéndola. Emma apareció con un cepilla en mano y una goma rosa, con un osito en la parte lateral.

—La trenza...—sonrió ella dándole el cepillo. Agustín suspiró y la agarró con un brazo de nuevo, llevándola hacia su habitación. Observó la habitación, espaciosa. Y cuando él y Carolina la habían decorado, pensando en su pequeña. Las paredes, de un color lila claro que contrastaban con los cuadros que habían elegido juntos. Igual que la cama, con unas sabanas de Frozen. Agustín en su momento pensó que eran cursilerías, pero cambio de opinión, al ver como Carolina lo escogía todo con pura ilusión. Era una mujer sorprendente, única, inmejorable. Suya.

—¿Papá?—dijo Emma pasándole la mano por una de sus mejillas.

—Eh si...es que estaba...

—Ya, pensando en tus cosas.—se rió la pequeña.

—Para tener tres años, sabes demasiado, ñaja. —Agustín la solía llamar así, para molestarla. Ya que era la abreviatura de pequeñaja, y a Emma no le gustaba ni una, ni otra cosa. Su hija le enseñó la lengua. Agustín rió y la acostó en la cama. De espaldas a él. Se sentó, encima de su pierna doblada, buscando una postura cómoda y dejó la goma de pelo a un lado. Cepilló la melena de Em.

—Ya tienes el pelo muy largo.—sonrió Agustín, desenrredando él cabello, de un color chocolate oscuro, como el suyo, pero largo y ondulado como el de Carolina.

—Mamá también.—rió echándose para atrás y así quedando recostada en la pierna de Agustín.

—Te pareces a ella...—sonrió y volvió a ponerla en su postura correcta. —ponte bien sino, no te hago la trenza ¿eh?

—Papá.—Emma jugueteó con una de sus barbies.

—¿Cariño?

—¿Por qué dices que me parezco a mamá?

—Porque eres igual de hermosa que ella.

Agustín terminó de entrelazar los mechones de cabello y colocó la goma, al final de la trenza. —vamos mi niña, a dormir. —dio una palmada en su pequeño trasero, Emma se rió y corrió a esconderse debajo de las sabanas. Luego asomó sus grandes y oscuros ojos para ver a Agustín. Él se rió y dio un beso en su frente. —Buenas noches, mi amor.

—Buenas noches, papá. —dijo Em, poniéndose de lado. —deja la puerta con una raya de luz.

—¿Una raya de luz? 

—Mamá sabe.— dijo inclinándose de nuevo. —con una raya de luz.—Agustín entendió, quería decir que la dejara entre abierta. Aún así, le parecía hermoso, todo lo que Emma estaba aprendiendo...por su madre.

Agustín se tumbó detrás de Carolina.

—Aquí está el cazador...—susurró él, dándole pequeños besos en el brazo. Y subiendo su brazo para acariciar la cintura de ella. Carolina sonrió.

—¿Cazador?—preguntó aún medio dormida. Cuando se dio cuenta de que Emma no estaba a su lado,preguntó: —¿Y Em?—se giró de cara a Agustín.

—La puse yo a dormir. No sé como haces eso todos los días.

—Costumbre, supongo. Además, es divertido. —sonrió acariciando el pecho de Agustín.

—Claro, si le pones mi nombre al personaje del cuento...—dijo haciendo una mueca divertida. Carolina rió.

—Se me escapó una vez, es que ese cazador me recordaba a ti. Desde entonces, Emma lo llama Agustín.—sonrió. —¿te molesta?

—Mmh...—para nada.—dijo él besando su cuello. —pero ahora el cazador no vino a proteger a Caperucita... —susurró.

—¿Y a qué vino?—preguntó ella sin ser consiente de que sus caderas se habían arqueado un par de veces, por culpa de los besos de Agustín.

—A hacerle el amor...—contestó él mirándola, dejando que sus manos viajaran por el mar de curvas de ella. La poca y la tenue luz de la lámpara trasformaba el ambiente. Carolina sonrió y besó sus labios. Agustín metió las manos por debajo del camisón, acaricio uno de sus pechos. —A hacerle el amor... Como solo ellos dos saben hacerlo.










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¡Hola bananas!❤

¿Cómo están?

Les vengo a bendecir (de nuevo, sí lo sé, debería ser santa ahre) su inicio de semana❤

¿Adivinen quien dentro de cuatro días sale a vacaciones y tendrá tiempo para actualizar más seguido?

¡Io!🙌😂❤

Un beso❤

Piglet🌹❤

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